Así es la vida en el protectorado turco del norte de Siria que pretende aislar al Daesh
El Gobierno turco está intentando empujar a las tropas yihadistas y a las milicias kurdas lejos de la frontera.
Los 4.000 kilómetros cuadrados de tierra turca en el norte de Siria son un buen ejemplo de las tensiones territoriales que vive el país árabe. Allí, el gobierno de Ankara está imponiendo un protectorado con el fin de aislar a los territorios yihadistas que actualmente controla el grupo terrorista Daesh.
Una de estas ciudades al norte de Siria es Yarabulus, que está controlada por el ejército turco desde agosto de 2016, después de tres años de tiranía de los yihadistas. Ahora la zona es más segura, pero este conflicto sigue presente y persisten los coches-bomba y el ruido de batalla y de soldados armados.
Yarambulus tiene servicios públicos, polícía, escuelas y hospitales financiados por Erdogan, y el turco y el árabe conviven como lenguas del Estado. A pesar de que se están reparando edificios, restableciendo la electricidad y reconstruyendo carreteras, muchos sirios aún rechazan volver. «Si hubiera seguridad, si todo estuviera calmado, ya habríamos vuelto«, dice Mohamed Abbas, refugiado en la ciudad de Karkamish, a tres kilómetros.
«Llevo aquí más de siete años, llegué con mi familia. Nunca he podido volver; sólo puedo quedarme aquí y mirar al otro lado de la frontera«, afirma Mohamed, quien mira con nostalgia su ciudad desde Karkamish.
El ‘Escudo del Éufrates‘, la ofensiva de de las tropas turcas y rebeldes sirios con el fin de establecer este ‘protectorado’, terminó en marzo de 2017 con la captura de de varias ciudades como Al Bab y Dabiq, además de Yarabulus. Así, los turcos pretenden ocupar Siria de forma que empujen a los yihadistas a unos 100 kilómetros de la frontera para contener a las fuerzas militares kurdas.
La responsabilidad del presidente turco
La conquista de la ciudad de Yarabulus parece un paso necesario y positivo para la ciudad, pero como en cualquier ocupación siguen habiendo tensiones y protestas contra el Gobierno de Ankara. Un agente turco fue asesinado a finales de noviembre y se ha impuesto el toque de queda en Yarabulus tras la batalla entre el Ejército Nacional afín a Ankara y los rebeldes de Shuhada al Sharqiyah.
El presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan afirma que la intención de su Gobierno no es apoderarse de la franja siria, pero ya aseguraron que las tropas turcas no se marcharán del territorio en años. La pérdida del apoyo internacional de Donald Trump para combatir al Daesh ha dejado toda la responsabilidad en Erdogan.
Ahora, el presidente turco, que se ha propuesto eliminar el yihadismo de Siria y también a las milicias kurdas, ha dado un paso atrás para analizar las posibles consecuencias del repliegue norteamericano. Y es que Trump afirma que el autodenominado Estado Islámico ha sido derrotado, pero sus aliados, las Fuerzas Democráticas Sirias, creen que los yihadistas podrían resurgir tras su marcha.
El problema de los regufiados
La importancia de este ‘tapón’ al norte de Siria también supone la posible futura vuelta de los 3,5 millones de refugiados en Turquía. Y es que 300.000 sirios han vuelto ya a su país tras las operaciones del Ejército turco, tal y como confirma el ministro del Interior Suleyman Soylu.
Pero Mehmet Güzelmansur, diputado del Partido Republicano del Pueblo, no está tan de acuerdo en que este retorno sea tan posible: «El Gobierno creía que los refugiados se iban a ir a la zona segura en tres o cuatro días. Pero eso no ha sido así«.
Aún así, el político de la oposición está a favor de este ‘protectorado’: «No sabíamos quién estaba al otro lado de la frontera, si (el grupo islamista) Al Nusra o el Ejército Libre Sirio (…) La economía de nuestra provincia, al ser fronteriza, se basa en el comercio y la exportación. En cuanto sea segura, la frontera se abrirá«.
Güzelmansur habla claramente del problema con los refugiados en Turquía y la diferencia cultural, en contreto en la región a la que él representa: «En la provincia de Hatay, con una población de 1,5 millones de personas, acogemos a 600.000 regufiados.Tenemos culturas diferentes, nosotros somos más próximos a los europeos«.
Y es que, según él, el alojamiento de estos refugiados está ocasionando cierto perjuicio para su provincia y diferentes problemas de inmigración: «La política hacia los sirios ha sido equivocada. La vida en esta región ha ido a peor y ahora somos la cuarta ciudad turca más infeliz. Los sirios no se van y muchos están pidiendo la nacionalidad. En poco tiempo, (la ciudad de Hatay) Reyhanli será sirio«.