Representantes de 50 dictaduras, entre ellas Corea del Norte, Irán o Cuba, se dan cita en la venezolana Isla Margarita para promover principios como los derechos fundamentales, la justicia y el cumplimiento de las obligaciones internacionales.
Una broma macabra, un esperpento a tono con la larga degeneración de Venezuela bajo el chavismo.
El Gobierno de Nicolás Maduro ha gastado entre 150 y 200 millones de dólares en la organización de esta cumbre ,
Las delegaciones de regímenes opresivos como Zimbaue, Somalia, Eritrea o Bielorrusia vivirán a cuerpo de rey en un país cuyos habitantes tienen que hacer colas de varias horas para conseguir un poco de pan.
Isla Margarita, que llegó a ser la joya de la industria turística en América Latina, es hoy un lugar fantasmal, arrasado por el chavismo, en el que ni siquiera hay agua para abastecer a los hogares.
Quien sí estará es Raúl Castro, el proveedor oficial de espías y comisarios políticos del Estado chavista, el arquitecto de la represión, el principal parásito del petróleo venezolano.
Durante la cumbre se inaugurará una estatua gigante de Hugo Chávez señalando al cielo, marcando el camino de las alturas al pueblo, como un Lenin que oye voces o un Kim Il Sumg algo pasado de brotes verdes.
Hace tiempo que los venezolanos aprendieron la lección de que, cuando un loco señala la luna, no hay que admirar al loco, sino encerrarlo, y tirar la llave al océano.
Es una bonita estatua para cuando haya que derribarla, como las de Ceaucescu, Stalin, Hitler, Gadafi y Saddam Hussein.
Así son los comunistas bolivarianos, podemos entre ellos, como Atila y la hierba que pisaba su caballo