Canarias, tierra de contrastes, nudo de tres continentes distintos, espacio de diversidad cultural amplia. Canarias, destino vacacional europeo. Les voy a contar un secreto: las personas que perciben las Islas como lo primero no son las mismas que las perciben como lo segundo.
Las políticas postcoloniales del gobierno español, los procesos asimilacionistas europeos y la explotación indiscriminada de la geografía única del archipiélago como lugar de vacaciones y hoteles, han eliminado en un alto porcentaje el sustrato aborigen de la comunidad. Estamos hablando de unas islas que, en cuanto a identidad e historia, son tan africanas como europeas. Sin embargo, el estado se ha encargado con los años de blanquear ese africanismo.
Va siendo hora de que Canarias recupere su legado y de que su identidad vuelva a estar completa. Que no esté coja ni manca, y que su pasado aborigen se sitúe al mismo nivel que el europeo.
Es difícil hacerlo, si bien cada cierto tiempo se llevan a cabo iniciativas públicas interesantes relacionadas con el origen bereber de los aborígenes de las Islas Canarias. Creo que el ciudadano de a pie puede hacer más, creo que cualquier estudioso de la materia puede unirse a otros estudiosos y hacer ferias, exposiciones o eventos en general que sirvan para dar a conocer el pasado africano del archipiélago.
Por supuesto, para hacerlo hace falta una inyección económica. Para emprendedores en materia de eventos sociales, existen las becas, aunque las herramientas que en la actualidad nos provee la tecnología para hacer cualquier trámite, hasta solicitar créditos online o el uso inteligente de webs de micromecenazgo, como Verkami, también son muy útiles.
Las opciones de financiación son numerosas. Los objetivos, fascinantes, puros, interesantes. Es una cuestión de justicia, de reconciliarse con el pasado histórico de unas Islas desangradas por la construcción masiva de hoteles y por la llegada constante de turistas españoles y del norte de Europa.
Canarias, en su conjunto, debe descubrir quién es, cómo es, ser todo lo autónoma que puede, darse a conocer como un espacio cultural de sincretismo y tradiciones variopintas, y no de hoteles de cinco estrellas con piscinas. Divulgar sus historias bien vale un una hucha llena.