El turismo en Menorca es una experiencia única, simple y llanamente, porque esta preciosa isla bañada por el Mediterráneo es diferente y, al ser diferente, es especial.
Si nos centramos en su historia, ese pasado que tanto ha tenido que ver en lo que es ahora, Menorca fue ocupada por árabes, franceses, ingleses, fenicios, griegos, turcos, fenicios, vándalos. La invasión de la isla tiene que ver con el hecho de que estaba situada en un punto estratégico. Y, la huella de todos ellos quedó plasmada en su arte y en su cultura. Por tanto, a parte de su belleza paisajística y sus playas y calas, su arte es una fusión de estilos arquitectónicos que bien merecen ser admirados.
Arte, cultura, ocio, diversión, calma… son los ingredientes que le dan a esta encantadora isla el atractivo que nos invita a conocerla, a disfrutarla y a perdernos en espacios naturales declarados Patrimonio de la Humanidad.
El archipiélago balear está formado por Mallorca, Menorca, Ibiza, Formentera, Cabrera y el islote de Conejera. De todas ellas, Menorca es la segunda más grande en extensión, el primer puesto es para Mallorca. Sin embargo, en cuanto al volumen de población, ocupa el tercer lugar. Y, éste puede que sea uno de los motivos por el cual se respira tanta tranquilidad. Es muy fácil adentrarnos en una cala en la que nosotros seamos los únicos ocupantes de este privilegio de la naturaleza. Aguas cristalinas que dejan ver sus fondos, sol y suave arena que nos invita a tumbarnos y respirar calma. Menorca es un auténtico remanso de paz.
Y, si por si esto fuera poco, el alojamiento en Menorca es otro de sus placeres. Casas en Menorca mimetizadas con el entorno, el encanto de las villas rurales no tiene parangón. Entornos idílicos y casas ambientadas en ese estilo tan singular típico menorquín.
Y ¿qué podemos decir de la gran selección de villas y casas de lujo de atmósfera cálida, de diseño único, equipadas hasta el más mínimo detalle y ubicadas en un entorno de auténtico privilegio para los sentidos? Francamente, nos viene muy bien cuidarnos, darnos un capricho, un regalo que nos beneficia en cuerpo y mente.
El alquiler de villas en Menorca es la magia que necesitamos sentir de vez en cuando en nuestra vida. Casas en Menorca que son un remanso de paz. Es fácil acomodarse en ellas y alejar de inmediato ese enemigo número uno de la sociedad en la que vivimos, el estrés.