Hasta ahora las acciones del presidente Andrés Manuel López obrador están enfocadas a tapar los grandes hoyos que dejaron las administraciones anteriores y que amenazaban con llevar a la ruina las finanzas del Estado Mexicano.
En esta línea podemos mencionar como ejemplos, el combate al huachicoleo, la eliminación de las pensiones a los expresidentes, la disminución de salarios y prestaciones excesivas, la cancelación del AICM y otras más.
En primera instancia, se trata de medidas indiscutiblemente valiosas, hay que recordar que se deben algo así como 10.5 billones de pesos, y que se pagan intereses casi 750,000 millones por año, es decir, estamos viviendo de fiado y al borde de la ruina.
También es cierto que las políticas neo keynesianas de hacer subir el presupuesto desde los niveles más bajos hacia los más altos va a reactivar la economía interna en el mediano plazo, y que las obras estratégicas como el ferrocarril peninsular darán un impulso muy fuerte a la economía regional, también es cierto que todas esas acciones impactan en un sistema de crisis local, pero están dejando de lado los otros componentes del sistema de crisis que nos agobia y que pueden ocasionar un conflicto de proporciones colosales al final de sexenio.
Junto a la crisis interna, antes mencionada, tenemos la crisis con nuestros vecinos del norte que afortunadamente se sanjó con las buenas relaciones que guarda el Presidente de México con el de Estados Unidos y que ha valido que nuestra economía se sostenga a pesar de los vaivenes. Circustancia fortalecida con la simpatía del gobierno de Israel y de los genios de Wall Street que han soportado cualquier intento de boicot en contra del nuevo gobierno con toda energía. Se habla de que hay un fondo de 80,000 millones de dólares listos para solventar cualquier intento de ataque en contra de nuestras finanzas públicas.
También se encuentran a salvo la remesas de nuestros migrantes legales a los Estados Unidos que aportan una gran cantidad de ingresos a las finanzas nacionales. Eso le ha dado oxígeno al de gobierno del presidente López Obrador en el inicio de su gobierno.
Pero sobre estas dos crisis se encuentra otro sistema, el del tránsito de la era posmoderna la sociedad del conocimiento que está dejando sin empleo a cientos de millones de personas en todo el mundo y México no es la excepción.
El presidente López Obrador deberá apostar al futuro con el fin de crear las condiciones para que todo nuestro potencial intelectual y creativo, eficaz y productivo, sea capaz de generar empresas y productos de última generación, que permitan integrar a todas estas personas sin empleo a las cadenas productivas con el fin de que tengan fuentes de ingresos de dignos y estables. Porque de nada servirán las 100 universidades que va a crear, si el producto final van hacer profesionistas muy capaces en profesiones obsoletas y fuera del mercado.
En textos anteriores he sugerido que se haga el esfuerzo de crear una Ciudad del Conocimiento en donde se concentren los egresados de las instituciones de educación superior, públicas y privadas, que deseen generar nuevas ideas proyectos y empresas, Start ups, Por qué talento en México hay de sobra y se está yendo a otros países a enriquecer eso naciones.
Sobra decir que esta Ciudad del Conocimiento se crearía al margen de las espesas capas de burócratas autoinvestidos de científicos, grandes productores de refritos inútiles y ahogados en metodologías y aparatos críticos, pero que hacen imposible que los nuevos proyectos y las mentes fértiles lleven a feliz término sus ideas.
De esta propuesta habré de escribir en los próximos días con mayor detalle y la haré llegar al Presidente y a sus equipo con el fin de que la consideren y en su caso la materialicen porque no podemos quedarnos al margen de esta crisis que tenemos encima, y el tiempo abrevia.
Twitter:@adiazpi