El Renacimiento rompió en mil pedazos los dogmas medievales, que hacían del hombre el esclavo de una divinidad, cuyo Dios, se erigía como el creador y centro del universo. Pues de igual forma, TANTRA, viene a romper el paradigma de la sexualidad de tradición judeocristiana, que además de situar al Hombre como el ser más importante, respeta todos sus atributos sensuales y sexuales. Los sentimientos, las sensaciones, las emociones que percibimos en nuestro cuerpo que por naturaleza tienen un valor positivo, y toman parte de la realización de la condición humana.
Todo comienza cuando la desnudez impúdica se convierte en la manifestación de la libertad ahuyentando el pudor. Considerado por nuestros ancestros como un valor a salvaguardar; reprimiendo la exhibición de nuestras inclinaciones más primitivas. La sexualidad observada a través del poliedro tántrico, nos hace interiorizar la energía en libertad que fluye de nuestra sensualidad a través de los cinco sentidos. Los vocablos que guardaban un significado esencialmente negativo, el tantrismo los eleva a sublimes; recuperando los conceptos sagrados para una nueva dimensión ajena a prejuicios y complejos ancestrales. Las caricias, los masajes, la fusión de los cuerpos, encuentran su complicidad en la respiración sintonizada mantenida al unísono.
Un evento tántrico tiene la misma secuencia que un auto sacramental. Una presentación y aproximación de los cuerpos donde los protagonistas respiran un mismo clima sensual. Una estimulación de las terminales sensoriales obteniendo como respuesta el erotismo en estado puro; comulgando con el mismo placer los integrantes del sagrado evento. Y por último, un clímax que lejos de ser un orgasmo final con descarga de energía, es el disfrute de la mística sexual alcanzando su máxima expresión. El orgasmo libera energía que asume el resto de cuerpo.
Es muy difícil comprender una secuencia tántrica, más aún, si se utilizan términos que secularmente vienen significando valores negativo y en no pocos casos contrarios. Un abrazo tántrico es una expresión mística preñada de sexualidad, donde la espiritualidad lejos de residir, allá arriba o ahí fuera, se hunde en el interior de los cuerpos. Los cuerpos así estimulados, fundidos al ritmo de una respiración animal, aspirando y expulsando el aire por la boca, unidos por los genitales, pectorales, cabeza con cabeza, abrazados y empiernados (*), muestran una esfera de fuego perfecta, energía capaz de abrasar nuestras entrañas a su paso. Con destellos de luz blanca que anuncian la energía pura que dispensa nuestra seguridad. Un acto de amor que envuelve en su locura mística a los amantes implicados.
TANTRA viene de Oriente con un mensaje que nos dice que nuestros cuerpos son así y responden a estos estímulos desde tiempos ancestrales, es cuestión de dejarlos en libertad.
(*) Empiernados, no lo registra la Real Academia Española. Es un localismo muy apropiado en este caso. Entrelazarse con las piernas de la misma forma que se hace con los brazos.