Se ha despertado la fiera. Todo tiene un límite y los ataques personales a Guillermo Fernández Vara, han forzado a la baronesa sevillana a alzar la voz. Susana Díaz, la gran esperanza socialista, agazapada en su madriguera de San Telmo, esperaba la caída natural de Sánchez después de las elecciones vascas y gallegas que supondrán un nuevo récord en el hundimiento del partido del clavel.
La baronesa de la Giralda, buscaba una sucesión sin especiales traumas, un viento del sur que calentara a Ferraz, pero no va a ser así. Los de Sánchez han parapetado su sede, tapiando puertas y ventanas, como para defenderse de una tormenta tropical y se van a enfrentar a un huracán.
Susana le ha recordado a su agónico jefe que con ‘85 diputados’ no se gobierna nada, le ha espetado que las elecciones le mandaron a la oposición y, que esta, debe ser una oposición útil. No está mal para un solo mensaje.
No entiendo nada. ¿Por qué Pedro Sánchez no ha aprovechado para, liderando una oposición frente a un gobierno extremadamente débil, demostrar su capacidad de regenerar al PSOE ¿Alguien me lo explica?