Nadie duda que la reforma laboral, aprobada por el gobierno de Rajoy, primero facilitó despidos y luego ha servido para la creación de empleo, con el matiz de que las remuneraciones de estos empleos han sido notablemente a la baja. La crisis, que afectó a todos individual y colectivamente, ya está siendo superada a nivel macro, pero queda la triste realidad de una masa inmensa de familias que han visto menguar en mucho sus ingresos o bien por que han perdido el trabajo y aún siguen en el paro, o bien por que les han bajado escandalosamente los salarios, o por que el trabajo encontrado se mueve en otras coordenadas económicas.
De la misma manera que se comprendió que, cuando iban mal dadas a las empresas, los trabajadores debían apretarse el cinturón, es justo pensar que esto debe funcionar a la recíproca. Cuando las cosas empiezan a ir bien, lo lógico y lo justo es que los salarios suban al nivel de lo que suben los beneficios, al fin y al cabo es empresa el dueño pero tambien los son todos y cada uno de los trabajadores. Ahora toca subir salarios y esto ya ha empezado. Si durante la crisis la pérdida media de salario real rozó el 25%, habrá que pensar en ir adecuándose a subidas algo más equilibradas que el 1,5% propuesto por la CEOE.
No entiendo nada. Parece que el trabajo es como la gasolina a la inversa: cuando va mal, el salario baja rápido; cuando nos va bien, sube a paso de tortuga. ¿No motiva más que hasta en el sueldo uno sea corresponsable en la marcha de su empresa? ¿Alguien me lo explica?