Acabamos de presenciar el enésimo acto de desobediencia pública del entorno independentista catalán. Este domingo, en Barcelona, en la Avenida Reina María Cristina, la Asamblea Nacional Catalana organizó otro acto de masas que llegó hasta plaza España, para arropar aquellos dirigentes políticos catalanes que están en procesos judiciales. Bajo el lema “Por la democracia, defendamos nuestras instituciones”, la multitud gritaba “Fuera, fuera, fuera la justicia española” en un territorio de España.
Paradojas de algunos especímenes de la política catalana. Para ellos, la democracia, no es lo que es para los demás; la justicia, no es lo que es para los demás; las instituciones, no son lo que son para los demás. La democracia, la justicia y las instituciones solo son ellos, de ellos y solo para ellos. No entienden, o lo que es peor no quieren entender, que la democracia se basa en la ley y que sin ley no hay democracia. Es difícil pontificar de nada cuando uno se considera, en un país democrático, por encima de la Ley.
Hoy por hoy, parece que el único recurso que usa el Estado, frente a estos desafíos, es la Ley y eso nunca está demás, pero con la ley y sus velocidades, lentitud absoluta, no basta. Mientras el íter jurídico avanza despacio, ellos corren mucho más, y la sensación de impunidad y de que en frente no hay nada, es absolutamente letal. Si en una mesa nueva aparece un garabato y no se hace nada más que iniciar un proceso de papeleo, cuando se pretenda actuar no queda superficie de la mesa sin manchar y, entonces, ¿a quien se culpa?
No entiendo nada. La ley no sobra, pero no basta; la política tambien es necesaria pero, ¿es posible una actuación política frente al separatismo si el PP y el PSOE no van al unísono? ¿Alguien me lo explica?