RUIZ MATEOS, JOSE MARIA (De hace un año)
Se nos fue Jose Maria, el de Rumasa, el de la abeja, aquel del…»que te pego, leche», al ministro del gobierno-gansteril de Felipe Gonzalez…Un tal Boyer, el mismo pieza que tras la «socialista» expropiación de su holding empresarial, abrazara después, sin el menor rubor, las candilejas del papel couché que le ofreciera aquella china de porcelana, para compartir con ella sus micciones y deposiciones, entre refinadas cerámicas de Porcelanosa de no se cuantos cuartos de baño en su lujosa mansión. Se nos fue Jose María, nuestro histriónico superman hispano, aquel que fuera vejado, vendido, vilipendiado y crucificado, en un autentico aquelarre de la infamia, en un fiel calco de lo acontecido con el Galileo, dos mil años antes. Como aquel, no se libró del odio, ni de la envidia, ni del desprecio, ni de la venganza. Lo crucificaron solo porque ninguno de sus enemigos le llegaba a atarle las sandalias. También por ser un espejo donde todos ellos se reflejaban tal cual eran y no les gustaba lo que veían en él. No se lo perdonaron y sus «hermanos de fe», fueran los que destilaran mayor ahinco, ensañamiento y crueldad…!A la mierda con ellos!…solo eran Escariotes aferrados al becerro, al brillo de la codicia, al apego del vil metal…Nada que ver con el alma en bandolera de Jose Maria…Puedo imaginarle en sus insondables soledades, en el dolor de sus profundas heridas, en los amargos via crucis por tanta traición y por tanto ensañamiento…Pero supo mantenerse digno, inmenso, sin doblar la rodilla. Estoy seguro que también sufrió !y de que manera!, por aquellos que se vieron arrastrados y perjudicados, en su titánico esfuerzo de reflotar su nuevo holding sin la menor ayuda del sistema financiero. Esperó hasta el final que el Estado, tras vencer en una una titánica lucha en las instancias juridicas españolas e internacionales, le rehacieran lo que de la manera más vil, le fuera expoliado. Hubiera podido con ello devolver las legítimas deudas a sus acreedores. Pero no pudo ser porque el Estado, en manos de los infaustos Caifases del sanhedrin del abuso, Aznar, Zapatero o Rajoy, hicieron caso omiso de las resoluciones judiciales. Pese a todo, yo no veo a D. Jose María Ruiz Mateos como un perdedor. Perdedores fueron sus enemigos, que pese al calvario que fue sometido, jamás consiguieron doblegarlo. Su figura se mantendrá imperecedera, mientras que la de sus enemigos, algunos se difuminarán entre los grises pliegues del olvido. En ellos nada hubo más allá de la traición. Otros, en cambio, serán recordados en algún rincón de la historia, como miserables verdugos. No daban para más.
8 septiembre, 2016
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