RAFAEL, UN GENIO MUY FOGOSO

Rafael Sanzio, el otro gran talento, junto a Leonardo y a Miguel Ángel, del Renacimiento italiano murió prematuramente a los 37 años víctima, quizás, de sus excesos amorosos. El...

Rafael Sanzio, el otro gran talento, junto a Leonardo y a Miguel Ángel, del Renacimiento italiano murió prematuramente a los 37 años víctima, quizás, de sus excesos amorosos.

El artista y biógrafo Giorgio Vasari, refiriéndose al pintor de Urbino, dijo que era «una persona apasionada, muy aficionado a las mujeres y siempre dispuesto a servirlas».

 Genio precoz y soltero convencido

Con tan sólo 11 años, quedó huérfano de padre y madre.  Aun así, ya había dado muestra de su talento precoz. Gracias a que su padre, Giovanni Santi, era pintor de la corte del duque de Urbino y que este fue integrado en el círculo íntimo de la familia en un grado superior al que era habitual en otras cortes italianas, bajo un gobierno con importante centro de cultura literaria y artística, Rafael creció en el seno de esta pequeña corte, lo que le dio la oportunidad de aprender las maneras pulidas y las habilidades sociales tan alabadas en él por Vasari.

Se movió con comodidad en las altas esferas sociales durante toda su vida, lo que ha sido uno de los factores que han contribuido a dar una falsa impresión de una carrera artística fácil. Sin embargo, no recibió una completa educación humanística, por lo tanto no se sabe con claridad si leía fácilmente en latín.

Nunca se casó, pero en 1514 se comprometió con María Bibbiena, sobrina del cardenal Médici. Parece que su amigo, el cardenal, forzó el compromiso, y que la falta de entusiasmo del artista no hizo posible los esponsales antes de su muerte en 1520.

Sin embargo, Rafael siempre valoró positivamente su soltería. En una carta escrita a su tío Simone Ciarla en 1514, el propio Rafael se alegraba de condición de soltero y de haber rechazado las distintas propuestas de matrimonio planteadas por su familiar.

Amante apasionado

Aunque circulan muchas historias, lo cierto es que se conservan algunos documentos históricos que dan fe del carácter enamoradizo de Rafael.

Vasari recoge una anécdota muy esclarecedora al respecto. En la segunda década del siglo XVI, Rafael recibió el encargo de decorar varias estancias de la  illz Vzfndxinz, propiedad de su amigo Agostino Chigui.

Sin embargo, y para desesperación de éste, los trabajos no parecían concluir nunca, pues el artista pasaba más tiempo entre las sábanas retozando con su amante que usando los pinceles.

Para poner fin a aquella situación, Chigi tomó una decisión realmente singular: ordenó que la dama se trasladara a vivir a la Farnesina, de forma que al menos Rafael la tuviera cerca de su lugar de trabajo, y no perdiera tiempo con sus idas y venidas para ‘encamarse’ con ella.
Esta anécdota podría parecer un chismorreo exagerado al que Vasari concedió credibilidad. Aún así, si se conservan unos dibujos preparatorios de las pinturas que debía realizar en la Estancia de la Signatura, en los palacios vaticanos, donde el pintor dejó escritos varios poemas «picantes» dedicados a una anónima amante.


Su dama 

Se ha dicho que tuvo varias relaciones amorosas, pero al parecer mientras vivió en Roma gozó de una relación permanente, supuestamente, con Margherita Luti, «La Fornarina», llamada así por ser hija de un panadero (fornaio en italiano) de origen sienés llamado Francesco Luti, que vivía en la Via del Governo Vecchio.

En el siglo XIX, en pleno apogeo del movimiento romántico, los eruditos llegaron a la conclusión de que el objeto de sus desvelos era esta joven. Aunque esta hipótesis no cuenta con ningún tipo de respaldo documental, y por tanto no está probada históricamente, desde entonces se ha venido identificando a la joven como amante de Rafael, e incluso ha sido relacionada con dos retratos femeninos pintados por el artista.

El primero de ellos es ‘Retrato de una joven’, más conocido como “La Fornarina”, precisamente por la tradición que la identifica con Margherita Luti. Se trate de ella o no, lo cierto es que el gesto de la joven llevándose la mano derecha hasta su seno izquierdo, en el lado del corazón podría aludir al amor que profesaba al pintor. Un hecho que quedaría reforzado por el brazalete con la firma del artista que lleva la dama en el brazo izquierdo. El gesto de la dama se repite en un gran número de obras del Renacimiento, siempre como alusión al amor o a la generosidad materna.

En cuanto a la segunda pintura, conocida como “La Velata” o «Dama Velada» parece que, en efecto, representa a la misma joven que el lienzo anterior, aunque de nuevo desconocemos el nombre de la retratada.

Su muerte

Fue el artista y biógrafo Giorgio Vasari quien, en sus célebres “Vidas”, sugirió que había sido la agitada vida sexual del pintor la que terminó por llevarle a la tumba.

Según explica Vasari, Rafael cayó enfermo a causa de unas «fiebres violentas» causadas por los excesos derivados del sexo junto a su amante y, tras dos semanas de padecimientos, falleció el 6 de abril del año 1520, posiblemente el mismo día en que cumplía 37 años.

Con relación al día de su muerte puede haber algún que otro equívoco. La biografía de Vasari, dice que nació en Viernes Santo, y que en 1483, ese día fue el 28 de marzo. Esto significa que si Rafael efectivamente nació y murió en Viernes Santo, en realidad no murió el día de su cumpleaños, ya que el Viernes Santo de 1520 fue 6 de abril.

Hoy ningún historiador considera probable que la enfermedad que llevó a la tumba a Rafael tuviera su origen en una «sobredosis» de sexo, pero no parece haber dudas en cuanto a los relatos sobre sus devaneos sentimentales y sexuales.

Fuese cual fuese la causa, en la agudización de su enfermedad, que duró quince días, pudo recibir la extremaución y puso sus cosas en orden. Dictó su testamento, mediante el cual dejó suficiente dinero para manutención de su amante, confiados a su leal sirviente Baviera, y dejó la mayor parte del contenido de su taller a Giulio Romano y a Penni. Cumpliendo su solicitud, fue enterrado en el Panteón de Roma.

Su funeral fue grandioso y acudió una gran multitud. Su vida fue corta, pero suficiente para que su arte se considere insuperable aun hoy, cinco siglos después de su muerte.

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Periodista, blogger y escritora de contenidos.

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