La psicoterapia no solo es importante, es que es fundamental. Esta realidad está empezando a establecerse ahora, porque la realidad es que la generación de los padres de las personas con treinta años o menos, a la que conocemos como generación millennial, nunca tuvo herramientas para gestionar su propia salud mental. Por ende, tampoco supo nunca cómo debía gestionar la de sus hijos. Hoy en día, sin embargo, y en gran medida gracias al uso de las redes sociales para difundir información, existe un activismo activo en favor de los derechos de las personas neuroatípicas, es decir, de las personas que tienen algún trastorno de personalidad, de ansiedad o emocional.
En general, internet es una herramienta extraordinaria para formarnos específicamente en el campo de la psicología. No en vano ha permitido la existencia de asociaciones online como la Sociedad Española de Psicología Analítica, que debate sobre las teorías de uno de los grandes pensadores de la psicología moderna, Jung. En este tipo de webs podemos entender por qué las teorías psicológicas son tan importantes, y no solo las de CG Jung en España. De hecho, también podemos aprender gracias a internet qué relación ha existido siempre entre la filosofía y la psicología, en el sentido de que nuestra manera de pensar, sentir y percibir la realidad tiene que ver con un patrón psicológico establecido.
Cuando esos patrones psicológicos interaccionan de manera disfuncional con la realidad, e impiden el correcto desarrollo de un ser humano o le generan sufrimiento, hablamos de un trastorno. Y un trastorno es una enfermedad, por mucho que todavía muchas personas se nieguen a reconocerlo. Aquí es cuando ya no hablamos de Sepa en España, aunque su labor sea encomiable, sino de clínicas de psiquiatría y de psicología que ayudan al paciente en terapias específicas para conseguir disminuir su sufrimiento, y en general darle herramientas para afrontar la realidad. Estas terapias son fundamentales, tanto como la correcta educación de la ciudadanía en salud mental. Las personas merecemos ser felices, pero para ello tenemos que romper los tabúes sobre depresión, ansiedad o trastornos. Ese es el objetivo fundamental.