Conversación tranquila de @jmfrancas con Pol Victoria: Empresario y austrolibertario.
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JMF: ¿Pol, que es ser austrolibertario?
Pol Victoria: Es creer en el orden social fundamentado en la total libertad humana en economía y en política. Es creer en una sociedad cimentada transversalmente en el principio de no agresión. Es promover un orden social natural y espontáneo, una sociedad auto-organizada desde abajo con procesos de cooperación voluntaria, carente de toda ingeniería social, coacción sistemática y agresión institucionalizada contra el libre ejercicio de la acción humana y de la función empresarial.
JMF: ¿Eso es el cielo?
Pol Victoria: Si.
JMF: O sea imposible en la tierra…
Pol Victoria: Bueno no. Es un cielo comparado a la opresión totalitaria que hoy nos aplasta. En realidad es el marco mínimo jurídico para una coexistencia pacífica y próspera. Por encima de ese marco, han de levantarse civilizaciones con valores más altos. Sí es posible. De hecho nunca había sido tan posible como en el siglo XXI. La humanidad se acerca a un nuevo despertar.
JMF: Y eso, ¿cómo se concreta en un país como España?
Pol Victoria: La tarea más importante es demoler el Estado moderno. En España y en cualquier parte del mundo. El Gran Leviatán es el primer responsable de que los humanos no podamos ejercer la libertad y mayores niveles de civilización. Una vez desmantelado el Estado moderno, estamos ante un mundo rico de posibilidades y soluciones. El sector privado (que es el único sector que debe existir) sabe auto-organizarse, es creativo y produce un orden espontáneo.
JMF: Vamos par partes, ¿que suprimirías?
Pol Victoria: Lo más urgente a suprimir es el Ministerio de Educación. Es la herramienta principal por donde se somete y adoctrina a la población de modo forzado. Unos burócratas detrás de un escritorio deciden lo que 50 millones de seres humanos tienen que saber, aprender, conocer, y lo que deben sentir, creer y pensar. Es la mayor máquina de lavado de cerebro que la historia haya conocido. Demoler el ministerio de Educación ademas es un símbolo: el señor Estado no tiene derecho a gobernar mi libre pensamiento. Después del ministerio de Educación (que es la suma de todos los males sin mezcla de bien alguno) hay que derribar los demás ministerios, como vivienda, sanidad, cultura, deporte, etc. La Seguridad Social es un terrible mal para la humanidad.
JMF: Me interesa tu visón de la educación pero ¿como resuelves la universalidad de la educación?
Pol Victoria: Quién dijo que había que resolverla. Primer punto, eso es un concepto moderno y antinatural. Segundo punto, si hubiera que resolverla, lo haría el sector privado. Por ejemplo, la Atenas antigua llegó a tener 100% de población alfabetizada, sin una sola escuela estatal, una sola guardería o kindergarden estatal, ni siquiera una sola subvención estatal para el niño sin recursos. Solamente la oferta privada de educación fue capaz de hacerlo. Tercer punto, en el peor de los casos (pero ello es un concepto liberal-clásico y no austrolibertario), el llamado «cheque escolar» puede entregársele a los niños pobres para que ellos (o mejor dicho sus padres) decidan en qué escuela privada quieren estudiar. Pero ni el Estado tiene por qué tener una sola escuela ni mucho menos decidir el curriculum que todos estudian forzadamente. Solamente los padres y los colegios pueden elegir qué plan educativo dar. El Estado no es nadie para meterse en esas decisiones.
JMF: Y del Estado, ¿qué quedaría?
Pol Victoria: En el caso ideal, nada. Nada del Estado como lo conocemos. Pero un austrolibertario puede tolerar sólo 3 entidades: Cuerpo de policía. Cuerpo de ejército. Cuerpo de jueces. Sólo lo que proteja la seguridad y la justicia. Que son las únicas competencias legítimas del Estado.
JMF: Algo es algo… Yo quiero un Estado mínimo, pero…
Pol Victoria: Es lo que se llama la “minarquía», de gobierno mínimo, en griego. Seguridad y justicia que proteja los derechos fundamentales (que son sólo dos) y los derechos adquiridos. Así nos diferenciamos de los liberales clásicos, que creen en un «gobierno mínimo» bastante más grande. Y un poco invasivo en nuestras libertades y autonomía. El Estado está creciendo sin parar. Pero a la vez surgen iniciativas austrolibertarias y la conciencia del problema aumenta en la población.
JMF: El problema Pol es que el mundo va en dirección contraria y que lo perfecto es enemigo de lo bueno.
Pol Victoria: ¿Lo perfecto es enemigo de lo bueno? A veces sí. Por eso estamos dispuestos a aliarnos con los liberales clásicos o hijos de Adam Smith para al menos reducir el tamaño del Estado. Lograr un mundo austrolibertario es todavía lejano. Pero podemos ir dando pequeños pasos en la dirección correcta.
JMF: ¿Qué pasos realistas, por posibles ahora, darías?
Pol Victoria: Es muy importante la batalla educativa, la guerra de las ideas. Tenemos profesores en universidades, thinktanks o grupos de pensamiento, algunos estamos en los medios de comunicación, para concienciar a la gente y formarla. Desintoxicarla de las ideas socialistas y colectivistas. También fomentar las tecnologías buenas es dar pasos realistas. Todo lo que es el blockchain y distributed ledger technology, todo el desarrollo de las criptomonedas también, son pasos importantes. Son aplicaciones reales donde la gente puede constatar que otro mundo es posible y que el Estado sólo supone un lastre para su felicidad, paz y desarrollo. También se podría formar un partido político cuya única propuesta fuera reducir el Estado al 10%. Hacer un único impuesto proporcional para que todos pagaran el 10% de sus ingresos y no existiera ningún otro impuesto en ningún sentido. Y de triunfar, reducir el tamaño del Estado a un gasto que se cerrara en esa cifra como máximo. Eso no es un planteamiento austrolibertario, pero sería un buen paso para empezar con el que todos estaríamos muy contentos. Tal sociedad de menos Estado rápidamente iniciaría un proceso de desarrollo y progreso sin precedentes, y sería ejemplo para el mundo.
JMF: Frente a estos ideales tuyos, ¿no ves a la sociedad civil adocenada y dormida?
Pol Victoria: Muy dormida. La televisión, el sistema educativo, la democracia, la filosofía postmoderna, la pasividad consumista, adormecen a la gente para que sea fácilmente manipulable. Pero como decía antes, también hay razones para tener esperanza. Mucha gente está despertando.
JMF: ¿Has dicho la democracia o entendí mal? Yo diría la socialdemocracia que no es lo mismo.
Pol Victoria: La Democracia es un gran enemigo a batir. Es una dictadura encubierta antinatural que destruye las libertades de los individuos. La Democracia, tal como se entiende modernamente, es una cuasi religión que han llevado a darle tintes de sagrada pero que es sumamente maligna.
JMF: Si suprimes la democracia, ¿qué pones?
Pol Victoria: La libertad.
JMF: Eso es muy bonito pero ¿cómo gobiernas?
Pol Victoria: El derecho de cada cual a elegir su propia vida sin tener que someterse a los dictados de la mayoría. La mayoría no es nadie para decidir cómo debo yo vivir mi propia vida. Y lo que es peor, la democracia actual ha degenerado tanto que ya ni siquiera es la tiranía de las mayorías sobre las minorías, sino que ahora es una minoría que tiraniza a la mayoría, porque ahora las legislaciones las producen los lobbies de influencia y los grupos de poder, contra la voluntad de la mayoría.
JMF: Pero lo común y la conquista histórica es: un hombre un voto.
Pol Victoria: Cualquier forma de gobierno libre es aceptable para un austrolibertario. Mientras sea libre. Puede incluso ser un rey o un grupo aristócrata. Puede ser lo que se te ocurra, mientras se respeten todas tus libertades. También puede ser una democracia (pero sin mayúsculas), una «democracia de libre adscripción». Como se maneja un club… de tenis, por ejemplo. Yo puedo estar asociado a un club de tenis y el gobierno del club se puede elegir por democracia cada dos años, por ejemplo. El requisito para que sea austrolibertario es que yo pueda, igual que adscribirme, desadscribirme cuando quiera. Yo puedo aceptar que nuestro presidente del club sea elegido por mayoría, y someterme a esa decisión. Pero supongamos que el presidente es terrible o no me gusta como gobierna. Mientras esté en el club tengo deber de obedecer sus reglas porque a eso me he comprometido. Pero si me parece inaguantable puedo renunciar al club e irme al club de tenis vecino donde me gusta más su gobierno. Democracia con posibilidad de elección real sí. Democracia totalitaria no. Así debe funcionar con el gobierno. Es la única democracia aceptable para un austrolibertario. Que no nos veamos necesariamente forzados a ser tiranizados por la opinión de la mayoría o las reglas injustas de un gobernante.
JMF: Y, ¿lo de un hombre un voto?
Pol Victoria: Eso es un concepto antinatural. Sólo arbitrariamente se puede elegir una regla como esa. Hay que demoler todos esos conceptos de injusticia. Por qué va a valer igual el voto de un hombre sabio que el voto de un necio? La lucha por la igualdad es una de las grandes desgracias de nuestra civilización. No hay nada más hermoso y justo que la desigualdad. Tengo un artículo escrito llamado «La igualdad como antivalor socialista”.
JMF: Vivir en sociedad, tiene un precio y es que vale igual el voto de uno que el de otro…
Pol Victoria: Mi voto vale menos que el de unos, y vale más que el de otros. Y eso puede cambiar según para qué cosa concreta se esté votando. El precio del que hablas, Francàs, es un precio arbitrario que nos ha impuesto la dictadura encubierta de la Democracia. Podemos vivir en sociedad con otros precios que no sean opresivos de nuestros derechos naturales y adquiridos.
JMF: ¿Como ves la UE?
Pol Victoria: Un monstruo a batir. Si ya es terrible el Estado moderno, imagínese un supraEstado que congrega Estados. Es mucho más peligroso para la pérdida de nuestras libertades y derechos. Ya no sólo son peligrosos sino que llegan al ridículo los gobernantes de la UE. Ahora no podemos tener en Europa cafeteras que hagan el café en más de 1.5 minutos. Por ley. Hasta ese punto de intromisión en la vida privada ha llegado esta gente.
JMF: No veo claro la viabilidad de tu propuesta, me conformo con “in medio virtus”, pero démosle tiempo, gracias Pol. Un abrazo y seguiremos.
Pol Victoria: Un abrazo estimado Francàs.