A estas alturas nadie duda de que el Comité Federal del PSOE decidirá, con el argumento del mal menor, la tan reclamada abstención el la Sesión de Investidura. La frase de Javier Fernández de que es mejor un Rajoy en minoría que en mayoría, fue definitiva. El PSOE liberado del intransigente Sánchez va ha hacer lo que ya debería haber hecho, dejar gobernar al único realmente que puede hacerlo y hacer de oposición. Es evidente que la matemática parlamentaria devolverá la política al Parlamento dado que un gobierno en minoría necesita pactar toda iniciativa para sacarla adelante.
El PSOE, pasada la gripe Sanchez, tiene el gran reto de liderar la oposición y para estro debe aclarar primero qué es y, por tanto, a dónde va y qué es lo que quiere. No basta con ser un no al PP, hay que ofrecer soluciones a tantos problemas que tiene los españoles. Podemos, que no son tontos, una vez pérdida la batalla de superar en votos al PSOE, va a intentar arrinconar a los socialistas, como ha hecho con Ciudadanos, tachándoles de la otra muleta de la derecha, y volverá a ser ese ente político populista maestro en la política de gestos: numeritos en el parlamento y disturbios en la calle.
No entiendo nada. ¿Sabrá el PSOE, roto como está, perder el miedo a Podemos, recomponerse y elaborar unas propuestas que ilusionen a la gente porque resuelvan problemas y no los crean? ¿Alguien me lo explica?