16 marzo, 2016
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Siempre lo ha sido y lo sigue siendo. Y creo que con el paso del tiempo, son más los que quieren sumarse a la caída en desgracia de Benidorm. Un objetivo que, entre unos y otros, sobre todo entre políticos, parece que lo van a conseguir. O eso creen. Para ponerles en situación, sepan que ahora el debate de acoso y derribo hacia nuestra ciudad, pasa por la decisión de la nueva oligarquía turística, que nos está intentando implantar el propio Consell.
Es decir, el nuevo gobierno valenciano, quiere imponernos un Consejo Rector autonómico de Turismo, porque según ellos hace falta mayor coordinación en las estrategias y marketing turístico, y así, optimizar resultados. La mayor pantomima nunca dicha señores. Éstos, en cuestión; Colomer y Puig y compañía, pretenden; para variar, hundirnos. Y en parte así lo catalogaba nuestro alcalde, Antonio Pérez, que tildó de sacrilegio el mero hecho de dejar fuera a nuestra ciudad de dicho Consejo Rector. Creo que se queda corto.
Desde tiempos inmemorables, y eso que soy joven, desde tierra, mar y aire se ha intentado arrebatarnos lo que es nuestro, o no reconocernos como la milla del turismo. Véase ejemplos como el del Municipio Turístico –que ya son más de doce, los años que acarreamos esperando a ser nombrados como tales- o qué me van a decir del famoso Palacio de Cultura, que aún sigue en la misma tónica que hace un par de décadas.
Pero para plato final, ahora nos dicen o nos dan entender desde Valencia, que no somos lo suficientemente trascendentes para que Benidorm esté incluido en un Consejo Rector. No somos lo suficientemente importantes, como para poder elegir en qué invertir, gastar o promocionar. Y eso que la actividad del sector turístico genera el 13% del PIB de la Comunidad Valenciana, y Benidorm representa el 50% del total del turismo de la Comunitat. No Alicante señores, como muchos quieren atribuirse el tanto: BENIDORM ES EL MOTOR. Y el que así no lo crea, o no lo quiera ver, no es apto para estar en institución pública alguna.
Solo una cosa más puedo añadir. Lo decía el canciller alemán Otto von Bismarck. La nación más fuerte del mundo, es sin duda España, ya que siempre ha intentado autodestruirse y nunca lo ha conseguido. Y creo que razón no le falta, y en Benidorm hacemos algo por el estilo. A veces nos intentamos autodestruir entre nosotros mismos, pero eso sí, cuando nos tocan la moral y el orgullo como en esta ocasión, somos capaces de dejar atrás nuestras rivalidades, y aunar fuerzas para acallar y poner en su sitio a quién quiera que se ponga por delante.
Por algo aún seguimos siendo la capital del turismo en España.