Monarquía
No augura nada bueno. Menos aún con el historial de accidentes de esquí y caza que plaga la historia de los Borbones.
BENITO RABAL 10/12/2018
No es que tenga pruebas de tamaña atrocidad, ni tampoco me estoy remitiendo a la idea de que la historia se repite, con lo cual alguien podría pensar que me estoy acordando de María Antonieta o los Romanov. Cuando hablo de crimen, estoy hablando de algo que sospecho podría suceder en el seno de tan regia familia, algo que podría suponer una alteración en el grácil pensamiento de las rubias cabecitas de las rubias infantas.
¿Recuerdan una excelente película llamada “¿Qué fue de Baby Jane”? Resumiendo, es la historia de una venganza por celos entre dos hermanas; una fue una famosa actriz infantil entregada años más tarde al alcohol y la otra, sometida a los caprichos de ésta en la niñez, se acaba vengando, sutilmente, al convertirse en una estrella que ve truncada su carrera por un accidente causado supuestamente por la hermana. Los desplantes y truculencias que se brindan una a la otra son crueles y recíprocos, por más que una vaya de buena y la otra de mala. Por supuesto, la historia acaba en tragedia.
Pues bien, cuando yo veo a las dos infantas, inevitablemente me asalta el pavor por el recuerdo de la película. Cuando hace pocos días, la futura sucesora al trono leyó un artículo de la Constitución, ¿no se fijaron en la malévola mirada que lanzó a su hermana al decir lo de la monarquía parlamentaria y constatar que era ella y no otra, quien iba a calzarse la corona y el manto de armiño? ¿Y en la huidiza, sombría sonrisa, de la segundona? La verdad, no auguraba nada bueno. Menos aún con el historial de accidentes de esquí y caza que plaga la historia de los Borbones.
Acabemos con la monarquía. Evitaremos un posible crimen entre hermanas, llevaremos la paz al seno de una familia modelo y además nos ahorraremos una pasta.