QUIEN ESTÉ LIBRE DE PECADO QUE TIRE LA PRIMERA PIEDRA
Sí, ya sé que es un vocablo mal sonante, burdo, sucio, totalmente sin cualidades positivas. Atribuible en situaciones límite a personas, acciones o cosas. La Real Academia Española concede escasas acepciones a este significativo segmento del discurso o parte de la oración. No obstante, esta limitación se ve sobrepasada por la riqueza de matices y calificaciones que el vulgo otorga a tan expresiva palabra, con despectivo y variado significado. Es obvio que por razones estéticas literarias o de buena educación, se encuentre desterrada de la lengua escrita, salvo cuando haya sido noticia siempre en clave negativa. No toma parte del lenguaje literario o periodístico, salvo en circunstancias cuyo guión así lo exija.
Es una expresión que evacua ira, desprecio, denuncia, indignación, insulto y un sinfín de epítetos, todos ellos utilizados como desahogo de una situación agresiva, molesta o insultante… Sin olvidarnos de las frases que la contienen para expresar humor. Es un comodín que sirve para todo y para todos. Muy utilizado en idioma coloquial patrimonio de todas las clases sociales, sin distinción de género…
Esta introducción es quizás innecesaria pero práctica para mi ubicación personal en este artículo. La situación política, social y económica que acontece en España y que han provocado los políticos, los empresarios, los banqueros, los obispos y la institución monárquica, han indignado a la mayoría de los ciudadanos. Y cada cual ha definido a su manera el calificativo que le merecen, el desahucio que padece, la educación que le recortan, la sanidad que le cercenan, la política que soporta, la corrupción que le escandaliza, la verdad que le ocultan y la mentira que le predican. Son infinitas definiciones pero todas ellas convergen en el mismo innombrable sustantivo, exclamado como interjección vulgar. El pueblo puede calificar a cada institución, a cada ciudadano con responsabilidad pública, hasta el mismísimo Rey de España, con la palabra que defina con más amplitud de matices, su concepto de la decencia, la moral, la ética, la política y cualquier acción u omisión. Y el personaje público que esté libre de este calificativo que tire la primera piedra…