En un país dónde los tres poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, son cada día más interdependientes, la posibilidad de que el cuarto poder, la prensa, sea maniatada produce escalofríos. Basta repasar la historia reciente de España para ver que, sin una prensa libre, la corrupción camparía a sus anchas. Es difícil encontrar una caso de podredumbre que no haya sido destapada por la prensa y luego, a regañadientes o no, seguida por ámbito judicial. Si esperamos a que sean los propios partidos políticos los que se regeneren, vamos dados; si alguien espera que sea la justicia la que actúe de oficio, le saldrán canas. Sin la prensa libre, la cloaca habría aumentado y estaríamos todos hablando de futilidades.
¿Es libre la prensa en España? Bien poquito. Cuando la mayoría de medios de comunicación dependen, para su existencia, de la publicidad institucional repartida con criterios no objetivos, su libertad frente al mundo político, es más que dudosa. Solo faltaba, además, que ciertos partidos políticos añadieran, al control económico, el acoso. La APM acaba de emitir un comunicado en el que dice textualmente: “La estrategia de acoso de Podemos, vulnera de una manera muy grave los derechos constitucionales a la libertad de expresión y a la libertad de información y coarta el libre ejercicio del periodismo, que es imprescindible para preservar la salud de una sociedad democrática como la española. Esta inaceptable campaña, que está creando un estado de miedo entre los periodistas, tiene como fin el de persuadirles de que les conviene escribir al dictado de Podemos, además de tratar de conducirlos hacia la autocensura”. Nada que añadir.
No entiendo nada. La libertad, también la de prensa, solo molesta a aquel que tiene miedo a la verdad, ¿No te repugna un comportamiento así? ¿Alguien me lo explica?
6 marzo, 2017
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