Si la preocupación de un pirómano por la prevención de incendios es sospechosa, que no será el interés por legislar sobre los medios de comunicación de Iglesias y sus Podemitas, conocidos los precedentes de sus comportamientos con la prensa y sus declaraciones sobre la nocividad de los medios privados. Podemos ha presentado en esta corta legislatura, aun a sabiendas de que no se aprobarían, tres proposiciones de ley que han sido interpretadas como trabas legislativas a la libertad de prensa y a la propiedad privada de los medios de comunicación.
Su preocupación, asusta, y no es de extrañar a la luz de sus opiniones sobre la libertad en general y la libertad de prensa en particular. Todo en Pablo Iglesias huele a totalitarismo.
Curiosamente, muchos de los que ahora se escandalizan nunca han reaccionado ante la falta, sin duda galopante, de libertad de prensa en la España actual. Un país cuyos medios públicos obedecen a pies juntillas a las directrices políticas de los que mandan, no tiene libertad de prensa. Un país en que los medios privados necesitan de una ‘concesión’, normalmente renovable, por parte de los gobiernos de turno que además subvencionan a mansalva medios de por si quebrados y que, por si fuera poco, distribuyen caprichosamente la publicidad institucional beneficiando a los suyos y ninguneando a los que no son de su obediencia, no tiene libertad de prensa. Un país en que se crean ‘Consejos’ con el fin de controlar los contenidos de los distintos medios, no solo no sabe lo que es la libertad de prensa sino que la teme y, por eso, la combate.
No entiendo nada. ¿Es creíble que, con el secuestro real de la libertad de prensa que sufrimos, se pueda hablar de calidad democrática en el reino de España? ¿Alguien me lo explica?