Las consecuencias serán durísimas

Conversación tranquila con Ana Samboal,  periodista y escritora.

Yo: Ana, ¿cómo ves la situación Catalana?                        

Ana Samboal: Endemoniada, terriblemente compleja… Es muy triste lo que está ocurriendo en España en las últimas semanas.

Yo: Como periodista que ha trabajado el ámbito económico. ¿Preveías que el mundo empresarial reaccionaria yéndose de Catalunya?

Ana Samboal: Era lógico. Lo que me da pena es que no avisarán antes. Algunos por miedo, otros porque no pensaban que llegarían a ver esto y otros tantos porque esperaban recoger las nueces de una futura mejora de la situación fiscal de la autonomía. Si hubieran advertido a la Generalitat, tal vez se habrían evitado muchos disgustos. Ahora es lógico que se vayan. Están obligados a mirar por la seguridad jurídica de la empresa, por el valor de sus accionistas y los intereses de sus clientes. Lo contrario sería una temeridad.

Yo: Mas y Junqueras declararon que nunca se iría ninguna, ¿eran inocentes o nos mentían?

Ana Samboal: No se lo que pasaba por sus cabezas, pero supongo que nos mentían. Si pensaban que de verdad iban a quedarse es que tienen menos sentido común todavía del que parece.

Yo: Ahora los voceros del independentismo dicen que esto es indiferente y que no supone ningún contratiempo, ¿realmente qué implica que una empresa se vaya?

Ana Samboal: A corto plazo, si mantiene los centros de producción, es limitado. Pero está enviando un poderoso mensaje: desconfían de Cataluña. Eso se traducirá en menos empresas, menos empleo, menos consumo… Las consecuencias serán durísimas. Para toda España, porque Cataluña no es más que una parte de España. Nos va a afectar a todos.

Yo: Piensas que este fenómeno es casi irreversible?

Ana Samboal: No lo se, vamos a ver como evolucionan los acontecimientos. La que regrese tendrá que pensárselo muy bien, sobre todo si es una empresa cotizada, porque tendrá que saber que la penalizarán por ello. Cataluña es ahora un importante factor de riesgo. También las ventas se están resintiendo, aunque no quieran admitirlo hay boicot.

Yo: El tema del boicot es recurrente, ¿lo justificas?

Ana Samboal: Ni lo justificó ni lo critico, cada uno es libre de hacer con su dinero lo que le parezca oportuno. Y si los principios o la política de una marca no le gustan, pues está en su derecho a no darle dinero…

Yo: Barcelona se está jugando el ser la sede de la Agencia  Europea de Medicamentos, es evidente que esto lo complica y es muy fácil que la sede sea otra de las 18 ciudades que lo solicitaron. ¿Cómo justifica un político una pérdida como esta?

Ana Samboal: Es injustificable. Lo pierde Barcelona y con ella toda España. Es imperdonable. Ese tipo de cuestiones son las que tendrían que valorar los ciudadanos a la hora de votar.

Yo: Dejando aparte la cuestión económica, que no es la más de fondo, pero que pesa lo suyo. ¿Como ves la solución al problema?

Ana Samboal: Para mi la única solución es garantizar que se cumpla la ley. No puede haber una doble vara de medir. La impunidad es absoluta y eso repugna en cualquier Estado de derecho. Con que cara se va a pedir a los ciudadanos que cumplan las normas si en la Generalitat hacen lo que les viene en gana?                        

Yo: Conociendo, como conoces a muchos políticos que son protagonistas de este órdago, ¿les ves capaces de hacer cumplir la ley antes que de buscar apaños?

Ana Samboal: Me gustaría decir que no nos harán trampas, pero me temo que alguno está en eso. El tiempo dirá. 

Yo: No te fias…

Ana Samboal: No, se oyen cosas que chirrían… además, me parece saludable desconfiar del poder. No debemos olvidar que trabajan para nosotros, los ciudadanos. Siempre deberían estar bajo lupa.

Yo: Ana, yo tampoco me fío. De todos modos cualquier apaño será pan para hoy y hambre, mucha más hambre, para mañana.

Ana Samboal: Eso seguro. Y nos costará caro. A todos.

Yo: Gracias Ana, si me das otra oportunidad, más adelante, hablaremos de ‘desconfiar del poder’, eso me parece de lo más sano que he oido.

Ana Samboal: Cuando quieras.

Yo: Hasta pronto entonces