Harto de loas que ensalzan el milagro de la alquimia, que transformó la sanguinaria dictadura franquista en una modélica democracia, como español y peridotita, es mi deseo denunciar LAS CLOCAS DE LA SANTA TRANSICIÓN, así como de sus protagonistas. La Constitución Española de 1978 fue escrita al dictado de los franquistas, el Ejército, la Iglesia, la oligarquía de 1936, que permanece hasta nuestros días, y los caciques de todo signo y condición. Desde su concepción fue construida como una gigantesca cloaca, por donde pasa a sus anchas el detritus de la dictadura. La primera basura que circula por las entrañas de la Carta Magna ya en vigor, es la impunidad del genocidio establecido por la ley de amnistía en 1977. Esta decisión pre constitucional fue el crimen póstumo de las Cortes Españolas franquistas. El franquismo se adjudicó una especie de auto amnistía.
https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-1977-24937
En el periodo monárquico se han establecido muchos tipos de víctimas de la violencia con tratamientos bien diferentes: Víctimas del franquismo (Memoria Histórica). En España no es delito hacer apología del genocidio de 1936-1975 porque no ha existido. Víctimas del terrorismo de ETA, FRAP Y GRAPO. Víctimas del terrorismo de Estado de los GAL. Víctimas de las decisiones del Trío de la Azores (José María Aznar). Victimas del 11-M. Atentado Yihadista. Víctimas del Yak-42 y víctimas de los crímenes legales cometidos contra los españoles. Por imposición de la oligarquía europea y española. Refugiados y emigrantes. La corrupción. Detrás de estos crímenes legales están escondidos sus hacedores necesarios:
CUADRO DE HONOR DE LA MODÉLICA TRANSICIÓN
Juan Carlos I
Felipe VI
Adolfo Suárez y su conversión en demócrata.
Manuel Fraga y su partido Alianza Popular.
Felipe González y su Partido Obrero Español.
José María Aznar y su Partido Popular.
Federico Trillo y su Ministerio de Defensa.
Mariano Rajoy y su Partido Popular.
Jordi Pujol y su Gobierno de la Generalitat.
Artur Mas y su Convérgencia i Unio
La Casa Real: Infanta Cristina de Borbón e Ignacio Urdangarín.
Es evidente que una mayoría del tejido judicial, fiscal, político y mediático, han estado y siguen estando al servicio de la oligarquía de siempre.