La reciente crisis financiera ha metido el miedo en el cuerpo a los ciudadanos, las empresas, los inversores y, en general, a todos los que componen el sistema económico global. Cuando se ha sufrido un terremoto devastador es imposible sustraerse del temor a las réplicas y aún más, a un nuevo terremoto de consecuencias imprevisibles. Por eso, para la mayoría resulta inevitable pensar cada cierto tiempo si la próxima recesión está ya encima o no. Y algunos, como BlackRock advierten que los mercados “están actuando como si se avecina una recesión”.
Los mercados “están actuando como si se avecina una recesión”
Según esa gestora americana de fondos global, aunque la economía, especialmente la norteamericana parece mostrarse sólida, el comportamiento de los mercados financieros no está en consonancia con esa solvencia sino más bien lo contrario, alimentando los temores a que pueda sobrevenirnos una nueva recesión sin que estemos sobre aviso ni preparados para ello. El recuerdo de la sorpresiva llegada de la anterior recesión se encuentra en nuestro subconsciente.
La evolución reciente de los mercados de renta variable y renta fija es todo un poema en este sentido. Los rendimientos se han venido abajo y la cautela y la precaución entre los inversores se acerca a sus máximos niveles. Los avisos de una nueva recesión, según BlackRock serían aún más patentes si a todo ello se añade el auge que están teniendo los sectores anticíclicos y defensivos frente a los tradicionalmente cíclicos.
Existe una aparente contradicción entre la alarma por una recesión inminente y una economía que crece consistentemente
Existe, por tanto, una aparente contradicción entre la creciente alarma y nerviosismo por una recesión inminente y una economía que crece consistentemente y a buen ritmo, especialmente en Estados Unidos, país en el que “el crecimiento del PIB en el segundo trimestre ha sido el mayor desde finales de 2014, aumenta el consumo de los hogares y la producción industrial se recupera de la caída de 2015-2016”, indica la gestora norteamericana, que añade que la confianza empresarial es alta en ese país y que los recortes de impuestos y los estímulos fiscales deberían mantener un crecimiento fuerte en la segunda mitad del año.
Las causas de esta incoherencia
A la hora de buscar las causas de esta aparente incoherencia los analistas de BlackRock se fijan en aspectos geopolíticos que pueden estar influyendo en el análisis como “las tribulaciones en Turquía y Argentina, la vulnerabilidad de algunos mercados emergentes” y, sobre todo, la desaceleración que están registrando China y el área Europa. “Las estimaciones de crecimiento global (G-8) alcanzaron su punto máximo en marzo y han estado cayendo desde entonces”, concluyen.
A ello se suma el gap existente entre las expectativas de crecimiento y la realidad, incluso en Estados Unidos: los datos en el presente año no están al nivel de las previsiones y los pronósticos que se venían realizando respecto de las economías más desarrolladas.
Señales amarillas de advertencia
Para BlackRock, si aún no han llegado las señales rojas de alerta si se atisban algunas señales amarillas de advertencia, la más clara, la de los conflictos comerciales y arancelarios, pero también otras como el frenazo de la vivienda y de la industria manufacturera en Estados Unidos, que podría haber alcanzado su punto máximo a finales del pasado año.
Estos últimos indicadores puede que indiquen únicamente que el ciclo alcista se encuentra en su fase media pero también podría ser un serio aviso de agotamiento y posterior caída brusca.
BlackRock anima a mantener a partir de ahora “una actitud un poco más defensiva”
A pesar de todo, Blackrock es moderadamente optimista, aunque solo se atreve a rechazar una recesión en los próximos 6 – 12 meses. Por si acaso, anima a mantener a partir de ahora “una actitud un poco más defensiva”.
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