“LA JUSTICIA EMANA DEL PUEBLO”
Por Pedro Taracena Gil
Periodista freelance
«El monarca ha asegurado que no es «admisible» apelar a una «supuesta democracia por encima del derecho», y añadió que sin el respeto a las leyes no existe «ni convivencia, ni democracia». En este sentido, Felipe VI afirmó que en un contexto de no respeto a la ley sólo hay «inseguridad, arbitrariedad y la rotura de los principios morales y cívicos de la sociedad». El monarca ha hecho estas declaraciones en el World Law Congress, que se cierra este miércoles en Madrid, coincidiendo con las declaraciones de los acusados en el juicio del 1-O».
No hace falta ser jurista y mucho menos ser letrado para que un ciudadano español, acogiéndose a las sabias palabra de la Constitución Española, haga suyo el derecho que le otorga el Carta Magna:
Artículo 117
- La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley.
Como ciudadano libre me permito cuestionar y discrepar sobre las palabras de Felipe VI. Es fácil discurrir sobre las arenas movedizas del Régimen del 78, cuando la diplomacia internacional reconoce al Reino de España como una democracia, sin otros apelativos.
Sobre el llamado consenso que dio paso a la Transición, se puede observar que con el acaecer del tiempo se le haya caído el titulillo de modélica. La masa constitucionalista surgida del engaño del referéndum urdido por Adolfo Suárez y Juan Carlos de Borbón, hoy está avalada por el propio Rey y un triunvirato formado por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Partido Popular-Vox, de raíces franquistas, y CIUDADANOS, derecha liberal (IBEX-35) conservadora, con sus orígenes en Falange Española y de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista).
La Historia de España más reciente, desde 1936 hasta nuestros días, ha sido contada por los vencedores. Y sobre todo los valores de legitimidad, legalidad (Leyes), justicia, democracia y Estado de Derecho, han sufrido y sufren una manipulación inmoral y sin ajustarse a la verdad. España vive en la mentira como dice en su libro «El poder de los sin poder», Václav Havel. Los Medios de Comunicación elaboran todos los días, la versión actualizada del NODO franquista.
En 1931 a 1939, “España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia”. El General Franco da un golpe de estado, provocando una guerra civil. Con la legitimidad que le da el haber sido Generalísimo Invicto, es exaltado a la Jefatura de Estado como Caudillo de España por la Gracia de Dios. Y regente del Reino. Con la ayuda de la Oligarquía, el Ejército, Falange Española y la Iglesia, se implanta un estado confesional bajo el eufemismo de Movimiento Nacional. Encubriendo no solamente una dictadura, sino un genocidio. Mientras, los poderes públicos con Franco a la cabeza, defendían a España de las insidias extranjeras, como un estado de derecho.
Yo interpelo a Felipe VI:
La dictadura que instauró el Reino de España y nombró a su padre Juan Carlos como heredero de la Corona. De 1939 a 1975.
¿Fue ilegitima, ilegal o bien fue un Estado de Derecho?
¿Por qué su augusto padre no juró la Constitución y sí los Principios del Movimiento Nacional?
La Jefatura del Estado en España:
¿Es democrática, es legal o es ilegítima?
La monarquía se instauró en España fruto de:
¿La ilegitimidad porque el sucesor legítimo era el Conde de Barcelona?
¿La ilegalidad porque se camufló la monarquía en un referéndum fraudulento?
El genocidio y la Justicia Universal:
¿Con qué legitimidad el Estado encarcela y juzga a los secesionistas, cuando ha dejado impune el genocidio franquista?
La reconciliación y la justicia:
¿Fue legal, legítima y justa la Ley de la Amnistía en 1977?
La Constitución Española de 1978 y la unidad indivisible:
El testamento de Franco de que, ESPAÑA ES UNA GRANDE Y LIBRE. ¿Debe de imponerse a todos los españoles del siglo XXI, como un valor supremo?
No espero sus respuestas porque la Constitución Española solamente le otorga el papel de títere del Gobierno de turno. Porque el golpe contra la República se hizo para instaurar la nefasta dinastía de los Borbones en el Trono de España. Además, su persona es democráticamente inviolable.
El conflicto catalán, jamás, encontrará una solución a través de las Leyes que puedan ser cuestionadas por la legitimidad en su origen.
En un estado moderno, el menos autorizado para hablar de democracia es el Rey. Porque su origen es divino y además es inviolable de cualquier delito o disparate que pueda decir o cometer.
El Rey de España, el día 3 de octubre tuvo la oportunidad ante los españoles de ejercer de árbitro, y sin embargo se alineó con los partidarios del 155 del PP. Artículo violento y antidemocrático donde los haya. Para defender la unidad de la nación que no es un bien en sí misma. Ni mucho menos un derecho a defender. La nación es una emoción. Y obligar a que todos los nacidos en España, sintamos esa misma emoción, no es de gente muy cuerda…
Artículo 155
“Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general (*).
Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas”.
(*) Por ejemplo, apaleando a la población civil en los colegios electorales, según Interior por orden de los jueces. Cuyos jueces asintieron.
No quiero eludir explicar mi crítica al Rey por su soflama, arenga o mitin, del 3 de octubre de 2017. Se debería haber dirigido a los españoles, no como un presidente electo por los constitucionalistas, que nadie le ha votado, sino como lo que es, una figura decorativa que teóricamente la Constitución le otorga el papel de árbitro.
Debía de haber obligado moralmente a políticos y civiles, a sentarse en una mesa de encuentro, con el propósito y voluntad de dialogar, con empatía y asertividad. Solamente los aduladores de la corte real, no son partidarios de modificar una coma de la Constitución, que les perjudique. Comenzando por el mismo monarca. Los constitucionalistas tienen reminiscencias del nacionalcatolicismo y creen que nuestra Carta Magna es el Credo de Nicea o si me apuran el Concilio de Trento.
Las palabras utilizadas por el Rey: derecho, democracia, leyes, principios morales y civiles, suenan a hueco… Aunque sus aduladores le jalean y aplauden.
A MODO DE EPÍLOGO
«Es un verdadero espectáculo: un rey que debe su trono a un genocidio impune y a la herencia de un golpe de estado y un general criminal hablando de democracia, ley, imperio de la ley, mientras que 2.000 lacayos «juristas» le aplaude hasta la muerte». Ramón Cotarelo