La teoría de la interseccionalidad nació en 1989 de la mano de la activista académica Kimberlé Williams Crenshaw. Su hipótesis defiende que no existe solo una identidad posible y, por lo tanto, una única dualidad entre grupos opresores y grupos oprimidos, sino que la opresión social en sí misma es una interseccionalidad que depende de numerosas identidades.
Para que lo entiendan mejor y lo vean más claro, una mujer no sufre discriminación solo por ser mujer y ser inferior a ojos del patriarcado institucional, sino que puede experimentar una marginalización todavía peor si es mujer negra (racismo) y lesbiana (homofobia y LGBTfobia). Al final, lo que nos viene a decir Williams es que existe un espectro de opresores y privilegiados, y un colectivo puede ser ambos.
Esta interseccionalidad afecta a toda la población de un país a la hora de progresar económica y socialmente. Un hombre blanco cis heterosexual siempre tendrá más opciones de no sufrir discriminación laboral que un hombre blanco cis homosexual; y este último nunca tendrá tantos problemas como un hombre trans.
La cuestión es que, a la hora de buscar alternativas, encontramos que, por ejemplo, las personas que engrosan listas de morosos en entidades financieras suelen pertenecer a colectivos de clase obrera a los que atraviesa uno o varios ejes de opresión. Son esas personas las que luego intentan buscar y encontrar alternativas a su precaria situación económica, como la solicitud de créditos rápidos, financiación con alguna entidad o la búsqueda de un segundo empleo.
Naturalmente, la opresión se debe combatir desde el activismo, que busca ante todo desbaratar las dinámicas de poder del sistema capitalista y heteropatriarcal. Sin embargo, mientras se prosigue la lucha, conviene que las personas más necesitadas y con menos acceso a empleos dignos sean conscientes de sus alternativas.
Es necesario que sepan que tienen la opción de solicitar prestamos o encontrar maneras fáciles y rápidas de ganar dinero para pagar facturas y alquiler, entre otros muchos ejemplos. También es fundamental que sepan que existen becas y cursos financiados por el gobierno para desempleados. Mientras más opciones, más posibilidades de futuro.