Por Pedro Taracena Gil
Es mi deseo escribir en román paladino con un objetivo claro: desenmascarar a la Iglesia Católica y acusarla de crímenes contra el pueblo español. Cómplice en el Golpe de Estado 1936. En la Guerra Civil 1936-1939 y en la Dictadura de 1939 a 1975. Sin olvidar que el Reino de España mantiene unos vergonzosos Acuerdos con la Santa Sede, que no Concordato desde 1979; funcionando desde su firma hasta nuestros días y manteniendo de facto el Maridaje Iglesia Estado y la Alianza Trono Altar. Dentro de un Estado no confesional y una Constitución que así lo proclama.
Para mejor conocimiento del criminal camino recorrido por la Iglesia y el Estado, voy a escribir en los mismos términos que el lenguaje utilizado por ambos socios. La oligarquía económica decide dar un golpe de estado contra la República. Como es lógico la burguesía, los caciques, los terratenientes y el capital, necesitaban la ayuda de la fuerza ejecutora de los crímenes. Es decir, el Ejército y la Guardia Civil y toda esta operación fue bendecida por la Iglesia. No podemos olvidar que en los planes estaba recuperar de nuevo el trono de España para los Borbones de nefasto recuerdo. Una monarquía católica desde la conversión del rey Recaredo hacia el año 586 de nuestra era. Y que el Rey de España ostenta el título de Rey de Jerusalén. La Republica había establecido en su Constitución que el Estado es laico. Motivo suficiente para que la Iglesia tomara parte junto a los criminales que iban a masacrar sus ocho años de vida 1931-1939.
“España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia”.
El asalto a la República no fue un golpe de estado al uso, fue un genocidio planificado desde mucho tiempo antes. Aunque la Historia de España la han contado los vencedores, es preciso consultar los Autos de Juez Garzón. Al golpe burdo y criminal se le denominó como, el Glorioso Alzamiento Nacional. Más tarde se le denominó como Revolución Nacional Sindicalista. Pero una vez comenzada la masacre, la Iglesia acuñó otro eslogan. La Santa Cruzada de Liberación, en recuerdo a las Cruzadas que liberaban los Santos Lugares de Israel y Palestina. El término Nacional tuvo mucho de gesta heroica, recordando Numancia y Sagunto. Pero aquí los que estaban detrás de las trincheras y barricadas era el pueblo llano, y fueron el capital, los caciques bajo la cobertura de la Iglesia y el Ejército, quienes cometieron todos los crímenes. La resistencia del pueblo le costó tres años de enfrentamiento fratricida.
El invicto generalísimo fue exaltado a la Jefatura del Gobierno del Estado, como Caudillo de España por la Gracia de Dios, el 1º de octubre de 1936. Este general golpista estableció la confesionalidad del Estado. El Vaticano fue el primer estado en reconocer al nuevo régimen criminal. En 1946 para la ONU 39/1946 Franco era un criminal de guerra y su régimen semejante al Nazismo y al Fascismo. Estableció que España era un Reino y creó el Consejo del Reino, formado por el presidente de las Cortes Franquistas, el Primado de la Iglesia Española y el decano de los Generales. El Derecho Canónico en España era Ley Civil. Un cura no podía reconocer a un hijo que hubiera tenido natural, porque era sacerdote y un sacerdote es célibe. Tres prelados se sentaban en Las Cortes por designación personal de Franco. La primera materia que se presentaba en las enciclopedias de la época era la Historia Sagrada…
El régimen confesional se denominó Movimiento Nacional, dotándose de Las Leyes Fundamentales a modo de Constitución de inspiración falangista y católica. De ahí la Revolución Nacional Sindicalista cuya formación básica fue una versión española del fascismo. Falange Española y de las (JONS): Juntas Ofensivas Nacionales y Sindicalistas. Personalmente tuve la oportunidad de vivir en el seno de una institución genuinamente franquista: Institución Sindical dependiente de la Delegación Nacional de Sindicatos, albergando profesorado militar, formadores de la Falange Española, con un director que dependía del Movimiento Nacional, un rector que compartía la dirección del centro y regía la congregación salesiana. Responsable de la disciplina y las materias de letras y religión. El Nacionalcatolicismo se había instalado en el estado confesional. El maridaje Iglesia Estado y la alianza Trono Altar era una realidad.
Durante la dictadura 1939-1975 el régimen rindió de forma permanente homenaje a Los Caídos por Dios y por España, siempre ¡Presentes! Mientras, y con la complicidad de la Iglesia, los vencidos persiguieron, torturaron, encarcelaron y asesinaron a muchos españoles y españolas. Los muertos por la República, los sospechosos de pertenecer a los sindicatos, militantes del partido comunista, pertenecientes a la izquierda, ateos e intelectuales contrarios al fascismo, sufrieron el más ignominioso ostracismo, que aún se perpetúa en las fosas comunes.
La iglesia cómplice del genocidio en connivencia con el Vaticano, se ha permitido la burla cínica de abrir causas de beatificación y canonización, declarando como Mártires de la Cruzada a los religiosos muertos a manos del bando republicano. Al tándem criminal Franquismo-Nacionalcatolicismo, se unió la Monarquía de los Borbones propiciada por Franco, que fue uno de los objetivos a conseguir al derriban la República.
En 1975 se corona al Rey de España según el testamento de un criminal genocida. La propia institución monárquica jamás ha condenado la dictadura franquista. ¡Cómo iba a hacerlo! Si el dictador fue el artífice que urdió la entrega de la Corona Española para que se ciñera sobre las sienes de un miembro de la Casa de Borbón. El actual Rey de España goza de una doble ilegitimidad. En principio quien ostentaba los derechos de sucesión no era Juan Carlos, sino su padre, Juan de Borbón, y en segundo lugar instauró la monarquía en España un golpista criminal. La legitimidad de Francisco Franco para consumar semejante esperpento, hay que encontrarla en su victoria fascista sobre la República legítima, legal, democrática y gozando de pleno Estado de Derecho.
El mantenimiento del Régimen del 78 no soporta la más mínima crítica si se utilizan conceptos tan básicos y simples como: la LEGITIMIDAD, la LEGALIDAD, la JUSTICIA, la DEMOCRACIA y el ESTADO DE DERECHO.
¿Qué legitimidad tiene el Estado español para procesar, encarcelar y condenar a los secesionistas catalanes, cuando ha dejado impune el genocidio franquista?
El Rey y el triunvirato PP-PSOE y C’S son los principales interesados en que el estatus no cambie. Saben que la ilegitimidad de la Jefatura del Estado se arrastra desde hace 80 años.
En el siglo XXI es insostenible que en España se mantenga la impunidad del genocidio franquista.
En 1939 se consumó la quiebra del Estado de Derecho, que aún no se ha restablecido en su plenitud.