La historia de New Balance comienza en 1906 en Boston, Massachusetts, cuando William J. Riley fundó la compañía con el objetivo de crear productos que ofrecieran un soporte superior para los pies. Inicialmente, la empresa fabricaba soportes ortopédicos y plantillas diseñadas para mejorar la comodidad del calzado. Inspirado por la anatomía de las gallinas, Riley desarrolló un soporte con tres puntos de apoyo que proporcionaba un equilibrio perfecto, concepto que se convertiría en la base de la filosofía de la marca.
Durante las décadas de 1930 y 1940, New Balance comenzó a expandir su alcance creando calzado especializado para deportes, siendo las zapatillas de correr su primer gran éxito. En 1960, la marca lanzó las Trackster, las primeras zapatillas para correr disponibles en diferentes anchos, revolucionando la industria del calzado deportivo al priorizar la personalización y comodidad. Este enfoque en la calidad y la innovación ayudó a New Balance a ganarse la confianza de atletas y entrenadores en todo el mundo.
En la década de 1970, el auge del running como deporte popular impulsó a New Balance al estrellato. Las zapatillas se convirtieron en un símbolo de rendimiento y estilo, apreciadas tanto por corredores profesionales como por entusiastas del fitness. Hoy en día, la marca no solo se asocia con la calidad deportiva, sino también con el streetwear y la moda urbana. Para quienes buscan estilo y funcionalidad, comprar zapatillas New Balance se ha convertido en una elección confiable y moderna.
A lo largo de los años, New Balance ha mantenido su compromiso con la producción local y la sostenibilidad, fabricando una gran parte de sus zapatillas en Estados Unidos y el Reino Unido. Esta filosofía les ha permitido diferenciarse en una industria dominada por la fabricación masiva. La marca continúa liderando el mercado con modelos icónicos que combinan tecnología avanzada, diseño atemporal y un legado que ha perdurado por más de un siglo.
