Pedro Taracena Gil
«Yo me cago en dios y me sobra mierda para cagarme en el dogma de la santidad y virginidad de la Virgen María. Este país es una vergüenza insoportable. Me puede el asco. Iros a la mierda. Viva el coño insumiso»
Únicamente este titular puede constituir un delito en un Estado falangista, fascista y franquista. Quienes tutelaron la Constitución de 1978 fueron los mismos que se sublevaron (Alzamiento Nacional) contra la República, ganaron la Guerra Civil (Santa Cruzada de Liberación Nacional) e implantaron la Dictadura (Movimiento Nacional). En 1977 decretaron la Ley de Amnistía que dejó impune el Genocidio Franquista 1936-1975. A pesar haber restablecido formalmente el Estado de Derecho, España como país ha perdido el tren de la Historia. El Nacionalcatolicismo impregna la vida en la mentira del Régimen Monárquico de 1978. A pesar de “disfrutar” de una Constitución aconfesional, el Maridaje Iglesia-Estado y la Alianza Trono –Altar está en pleno vigor. La Iglesia fue cómplice de los crímenes franquistas y a cambio aún recibe una dote sustancial del botín de guerra conseguido en su Cruzada de Liberación. Es una vergüenza que el Rey de España se doblegue ante los Obispos y Cardenales. Pero si hablamos de legitimaciones, Francisco Franco masacró al pueblo español y fue invicto Generalísimo de los Tres Ejércitos. El genocidio fue el que le dio la legitimidad para implantar la Dictadura. Y con esa misma sangrienta legitimidad instauró la dinastía Borbónica. Es decir que los reyes Juan Carlos I y Felipe VI, su propia naturaleza monárquica es de procedencia divina. En el caso español desde la conversión de Recadero. Y Franco fue Caudillo de Estaña por la Gracia de Dios. Según nos recuerdan las monedas acuñadas por su régimen. Este breve ensayo sirve a modo de preámbulo que explica el disparate que pretenden consumar por la implicación de cualquier deidad en la vida civil y democrática de un pueblo. En España los franquistas y católicos viejos, que militan en los Tres Poderes del Estado, se resisten a salir del Medievo. Las consecuencias del Renacimiento, la Revolución Francesa, la Constitución de Cádiz de 1812, la Ilustración, la República, el Concilio Vaticano II, el Post Modernismo, Internet y la Globalización, son asignaturas pendientes en nuestra maltrecha democracia. Con mucho gusto apoyo la postura, el arrojo y la valentía del insigne actor Willy Toledo.