30 enero, 2020
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Greta Thunberg ya es marca comercial. O lo será en breve. La niña de gesto enfadado y demagogia desatada anuncia en su red social que tiene intención de registrar su nombre y el de su grupo “viernes para el futuro” porque quiere protegerlos de personajes que los usan sin su consentimiento para contactar con políticos y compañías por todo el mundo con fines comerciales.
Desde un punto de vista empresarial, no es mala decisión. Quién sabe cuánto dinero podría ganarse tan solo en un año si cada adolescente deseoso de nuevos ídolos -es decir, la práctica totalidad de los adolescentes- comprase una carcasa para su teléfono por un módico precio con la cara indignada de Greta, otra carcasa con la misma protagonista en primer plano, pero sonriendo, que sería algo cara porque ver alegre a esta niña del exorcista no es lo habitual, o incluso una taza con alguna de sus lapidarias frases del tipo “han robado mis sueños y mi niñez con sus palabras huecas”