Conversación tranquila de @jmfrancas con Francisco José Contreras (@fjconpe). Catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Sevilla. Autor entre otros libros de «Una defensa del liberalismo conservador»(Unión Editorial, Madrid, 2018). Columnista en Actuall.com y Disidentia.com.
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JMF: ¿Qué es el liberalismo conservador?
Francisco José Contreras: Es el liberalismo clásico, caracterizado por la defensa de la libertad religiosa, el derecho de propiedad, la libertad de empresa, la libertad de expresión, la libertad de educación, la separación de Iglesia y Estado… A lo cual añade la conciencia de que todas esas libertades sólo resultan sostenibles a largo plazo si en la sociedad son generalmente practicadas ciertas virtudes y gozan de buena salud «cuerpos intermedios» como las iglesias, las asociaciones cívicas y, sobre todo, las familias.
JMF: Y esto, ¿está obsoleto?
Francisco José Contreras: No, yo creo que es una teoría política muy sensata. Sí es cierto que los liberal-conservadores estamos en franco retroceso. Porque el liberalismo ha sufrido una degeneración libertaria.
JMF: ¿Qué degeneración?
Francisco José Contreras: En el liberalismo gana cada vez más terreno la corriente «libertarian». Existen algunos libertarios conservadores (en el mundo anglosajón se autodenominan «conservatarians»). Pero predominan los «liberaltarians», los libertarios «progresistas». Ellos han olvidado lo que sí supieron los liberales clásicos: que la libertad, para resultar sostenible, requiere un cierto ecosistema moral. Por tanto, apoyan novedades como el «derecho al aborto», los «nuevos modelos de familia» o los vientres de alquiler. Dicen que esos cambios redundan en una mayor libertad individual, y que por tanto todo liberal debe saludarlos. No es verdad (o, al menos, yo no estoy de acuerdo).
JMF: Casi todo el mundo eso lo considera progresista… ¿Por qué dices que no es verdad?
Francisco José Contreras: No sé si es «progresista». Supongo que sí. El progresismo es una superstición providencialista, basada en la creencia estúpida de que la historia camina hacia lo mejor (en realidad, la idea de progreso es resultado de la secularización de la vieja idea cristiana de providencia: ahora bien, el cristiano tenía un fundamento para suponer que la Historia «terminaría bien», pues está en manos de Dios; el optimismo progresista del ateo, en cambio, es pura superstición).
JMF: Pero, ¿por qué no es verdad que estos cambios progresistas traigan más libertad individual?
Francisco José Contreras: Pero esto es una digresión. El aborto es injusto porque supone la eliminación de seres humanos dotados de un «DNI genético» en el que están codificados todos los rasgos que le constituyen como individuo irrepetible de la especie. Los «nuevos modelos de familia» son injustos porque todos ellos implican de una forma u otra la ausencia (o, al menos, mayor probabilidad de ausencia) de uno de los progenitores biológicos, privándose así al niño del entorno ideal para su adecuada crianza. Por ejemplo, la pareja de hecho es más frágil que el matrimonio: dura estadísticamente mucho menos. El resultado del desplazamiento del matrimonio por la pareja de hecho es que un porcentaje cada vez mayor de niños terminará creciendo sin su padre (lo más frecuente) o su madre. Si pasamos a la «familia homoparental», ahí la ausencia del padre (en una pareja de lesbianas) o de la madre (en una de gays) es inevitable. La mayor libertad amorosa de los adultos termina traduciéndose en daños para los niños. El bienestar de los niños es sacrificado a la libertad amorosa de los adultos. A eso lo he llamado «giro adultocéntrico» en la concepción de la familia. Sí, son cambios que suponen más libertad individual… a corto plazo. A largo plazo, la desestructuración familiar termina produciendo siempre una gran expansión del Estado. A menos familia, más Estado. El Estado tiene que intervenir para asistir a las madres solteras, los hijos abandonados, etc. Por otra parte, los hijos que no se crían con su padre y su madre tienen una probabilidad mucho más alta de terminar incurriendo en delincuencia juvenil, tener malos resultados académicos, estar en el paro, fracasar ellos mismos en la construcción de familias sólidas… Al final es el Estado el que tiene que acudir en auxilio de los individuos y familias fracasadas. Y así continúa su crecimiento imparable. Y se supone que los liberales desean un Estado pequeño.
JMF: Pero, ¿cómo han conseguido que pensar así se llame ultraderecha cuando no extrema derecha?
Francisco José Contreras: Porque la izquierda se ha hecho con la hegemonía cultural absoluta en Occidente en los últimos cincuenta años. Y la derecha liberal ha dejado de plantarle cara en los temas moral-social-culturales. De hecho, los «liberaltarians» comparten el entusiasmo de la izquierda por el aborto, el matrimonio gay, la deconstrucción de la familia, la sexualización de la infancia, etc.
JMF: Lo lógico sería que la cultura fuera amante de la libertad no de la intervención…
Francisco José Contreras: La cultura depende en gran parte de las subvenciones. Por otra parte, la mayoría de los intelectuales han sido tradicionalmente enemigos del libre mercado, como indicaron Hayek o Peter L. Berger.
JMF: Pues vaya: cultura subvencionada cultura dirigida…
Francisco José Contreras: Sí. Una simbiosis perversa entre intelectuales y políticos.
JMF: Probablemente las palabras más usadas en política sean cambio y libertad, ¿a que libertad se refieren?
Francisco José Contreras: Los «nuevos derechos» no consisten en verdaderas libertades («freedoms from»: derecho a hacer lo que quiera en ciertos ámbitos sin que el Estado interfiera) sino siempre en intervenciones estatales a favor de determinado colectivo. Por ejemplo, el «empoderamiento de las mujeres» consiste en que el Estado intervenga para garantizar cuotas de presencia femenina en el ámbito académico, político, empresarial… Los «derechos homosexuales» consisten en que el Estado proporciona subvenciones generosísimas a las plataformas LGTB (cosa que también hace con las feministas), les concede el privilegio de intervenir en la educación que reciben los niños en los colegios (así lo prevén las leyes «de derechos LGTB») e iza su bandera en los edificios públicos durante los días del Orgullo Gay. Por ejemplo. No veo que nada de eso implique ganancia de libertad real. Más bien lo contrario: implican un Estado que divide a la sociedad en «colectivos», considerando opresores a algunos (los varones europeos heterosexuales) y oprimidos a los demás (mujeres, inmigrantes, homosexuales…), y concediendo privilegios a estos últimos. Es una política tribalizadora que destruye la igualdad ante la ley y fomenta el resentimiento entre grupos.
JMF: Parece que la libertad de mercado y el estado de bienestar ya son dogmas irreversibles asumidos por todos, ¿son compatibles?
Francisco José Contreras: No. El «estado del bienestar» consiste en prestaciones púbicas cuya financiación requiere una alta presión fiscal: es decir, una intervención masiva del Estado en la economía, y una violación masiva del derecho de propiedad. El envejecimiento de la población, además, va a obligar a incrementar la presión sobre los cada vez menos numerosos jóvenes. Creo que esa presión puede terminar destruyendo la economía de mercado.
JMF: ¿Cómo se explica que lo liberal conservador solo florezca en los antiguos países del ‘este’?
Francisco José Contreras: Quizás porque allí la hegemonía cultural de la izquierda no es tan rotunda, o incluso no se da en absoluto. Y es que vienen de medio siglo de comunismo. Por otra parte, esos países están sufriendo ya el invierno demográfico de manera devastadora: Hungría, por ejemplo, ha perdido ya un 10% de su población desde los años 80. Han comprendido que, sin recuperación de la familia y de la transmisión de la vida, sus sociedades van hacia la extinción en un sentido literal. En Europa occidental no estamos mucho mejor (la inmigración atenúa algo la infranatalidad), pero seguimos tocando el violón.
JMF: ¿El nuevo PP de Casado huele a liberal conservador?
Francisco José Contreras: El discurso suena muy bien. Otra cosa es que, cuando tenga que pactar con dinosaurios y barones autonómicos, todo quede muy rebajado y descafeinado. Nuestra experiencia con el PP ha sido siempre esa. Pero, ¿quién sabe? Habrá que esperar y ver.
JMF: Gracias, un abrazo y, se te dejas, hasta la próxima.
Francisco José Contreras Gracias a ti, un abrazo, y a tu disposición.