COMENATRIOS SOBRE LA HEMEROTECA
Los vicios contraídos por los medios de comunicación españoles, producto de la idolatrada Transición, son: el corporativismo, la falta de una auténtica independencia, sin saber qué es eso de la crítica a los otros medios y mucho menos la autocrítica. Estos vicios han traído consigo la ausencia total de pluralidad política, y por supuesto la independencia de los poderes públicos, políticos y económicos, es una falacia. En estos días se está viendo la estrategia puesta en marcha bajo el eslogan de TODOS CONTRA UNIDOS PODEMOS.
Esta situación está preñada de evidencias que corroboran el complot nacional, solamente roto por la libertad de expresión y de información de las Redes Sociales. Los medios tradicionales se han constituido en un auténtico frente de lucha contra todo lo que atente contra el Régimen del 78. Los periódicos se atrincheran en sus redacciones preparando la munición para que los telediarios y los programas que albergan las tertulias y las entrevistas a los políticos, descarguen toda su artillería contra UNIDOS PODEMOS; salvando las ráfagas de algunos francotiradores que sirven para vender la imagen de pluralidad ideológica, claramente asfixiada por los aparatos de los partidos en connivencia con el Gobierno y los medios privados y públicos de comunicación.
El caso de la periodista Esther Palomera es flagrante y sirve de paradigma de la ausencia de independencia, corporativismo, sin crítica ni autocrítica. Esta insigne periodista en platós de televisión glosaba lo defendible e indefendible del Partido Popular, sus pompas y sus obras, a sabiendas que estaba al servicio de la mentira. Salvando el escándalo con sordina de su salida de La Razón, emprende su particular camino de Damasco y sufre la caída del caballo y desembarca en el Grupo Prisa; convirtiéndose al periodismo democrático e independiente estandarte de la Santa Transición. Ahora participa en las tertulias que coordina Papa Buena en la SER, como una periodista que critica al gobierno de Rajoy y sus políticas nefastas contra el pueblo. El corporativismo del periodismo español ha silenciado el trasiego de Esther Palomera, como han silenciado la destitución fulminante del periodista Ignacio Escolar por decisión del ínclito Juan Luis Cebrián, cacique histórico de la prensa nacional.
El Grupo Prisa tiene una tradición de dependencia del poder político y económico sin parangón en la reciente historia de España. Más exactamente, desde el número 1 el periódico EL PAÍS, ha estado al servicio de la democracia y del orden constituyente sin lugar a dudas. Ha sido el portavoz de la Transición y no ha tenido nada que ver con la dictadura. Pero EL PAIS se constituyó como un periódico de autor, mejor dicho de dos autores, Juan Luis Cebrián y Felipe González. Al mismo tiempo que se establecía el maridaje Cebrián-González, era imposible que el Gobierno y Prisa pudieran ser independientes, un factor del otro. Dicho de otro modo, la alianza prensa-poder político se consagraba a través de todas las legislaturas. Ambos amigos llegaron a escribir un libro a la limón; viniendo a consagran su independencia…
Los avatares del Grupo Prisa, EL PAÍS y LA SER, determinan que sirven al mismo complot que el resto de los medios. Y ahora Juan Luis Cabrían ha brillado con luz propia y se puede constatar que Esther Palomero ha cambiado de medio pero está al servicio del mismo señor… Y la propia Pepa Bueno está amordazada según y qué temas: No podrá tocar el tema de la línea de negocio de proxenetas que EL PAIS tiene montado sobre la prostitución en sus páginas, y tampoco podrá informar a favor de UNIDOS PODEMOS.
La crítica de los medios por los otros medios y la crítica de los periodistas sobre los otros periodistas, está inédita en nuestro país. Menos mal que las Redes Sociales están ahí, donde la sociedad es protagonista.