Es evidente que la noticia es una nadería. Que Ramón Espinar beba dos cocacolas en su ágape de mediodía, es tan irrelevante como casi todo lo que en política ha hecho hasta ahora, sin embargo ha ocupado portadas y minutos de telediarios.
La noticia no era que el Senador de Podemos bebiera dos refrescos de cola en su comida, sino que después de sumarse al boicot a Coca Cola y liderarlo en la Cámara Alta, presentando probablemente la iniciativa más seria y destacada desde que es portavoz, al proponer que el Senado, como Institución, dejará de vender Coca Cola en su recinto, a él, no solo se le olvidara su apuesta por el boicot, sino que la comprara a pares. Nadie se fijó en el resto de viandas, sino solo en el refresco, por que daba a entender que todo su quehacer político es un gesto para la galería y que, de convicciones, nada de nada.
Ya es triste que te destaquen en tu actividad parlamentaria, porque bebes un determinado refresco, pocas cosas más inteligentes habrás hecho; pero, es más infumable todavía, que el portavoz del partido de los gestos sea contradictorio con sus propios shows mediáticos.
Cuando vives del espectáculo y de la incoherencia, no puedes quejarte de que la prensa coja el rábano por las hojas y te valore por el tupé.
No entiendo nada. Si tienes problemas para explicar como te adjudican un piso y por qué has hecho negocio con él, si ocupas más cargos de los que orgánicamente debes y bebes lo que criticas, ¿que puñeta has venido a regenerar?¿Alguien me lo explica?