La gente joven ya no quiere trabajar en construcción. La falta de mano de obra afecta a todos los sectores y a diferentes umbrales económicos. Quizás los más afectados sean la hostelería, construcción y la agricultura, lo cual se ha agravado con el paso de los años. Ahora, las empresas de estos sectores buscan personal extranjero para subsistir.
A día de hoy, hay más de 109.000 vacantes sin cubrir en un país donde más de tres millones de personas se encuentran en situación de desempleo. El 70% de estas vacantes se encuentran en empresas de menos de 200 trabajadores. En otras palabras, las PyMEs están intentando por todos los medios captar parte de esa población desempleada.
La razones detrás de de las vacantes sin ocupar
De acuerdo con un estudio realizado por el comparador de créditos Wannacash, se relaciona este déficit con las malas condiciones laborales, los suelos bajos y la falta de motivos para permanecer en las empresas. Sin embargo, a pesar de que estos factores sean una realidad en el país, probablemente el problema tenga una nueva capa de profundizar que no se puede simplificar así.
No es contradictorio que haya puestos de trabajo libres con una alta demanda de empleo. Más bien, se trata de que no hay competencias formativas para estos puestos necesarios en el mercado laboral. Existe un claro desacoplamiento entre la política de formación y las necesidades de las empresas más pequeñas.
El problema es más complejo que el mercado laboral. Más bien, se le atribuye la falta de personal con ciertas capacidades a una pobre formación. Se estima que dos tercios de los desempleados no tienen formación profesional formal. A pesar de que podrían tener experiencia laboral, la misma es cuestionable para algunos sectores.
Otro de los factores para las más de 100 mil vacantes no cubiertas es la baja movilidad geográfica; menos del 2% de los contratos laborales conlleva a un cambio de comunidad autónoma. El envejecimiento de la generación de los baby boomers y las trabas burocráticas podrían también influir, aunque en menor medida.
Las consecuencias
A nivel general, la falta de mano de obra conlleva al cierre de empresas (especialmente PyMEs), al recorte de productividad por falta de personal y la falta de innovación. Este último punto está directamente relacionado con la falta de formación especializada y de experiencia comprobable.
De cara al futuro, la situación debería empeorar para los trabajadores menos cualificados:
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El 50% de los puestos de trabajo en España están en riesgo de ser automatizados en los próximos años, entre los cuales los ejercidos por trabajadores con menos especialización están a la cabeza.
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Están apareciendo nuevos puestos de trabajo que requieren nuevas aptitudes.
Desde una perspectiva más cercana, el personal menos cualificado enfrenta dificultades particulares. En primer lugar, las condiciones de trabajo son peores generalmente, pero no es una norma. Esto implica salarios relativamente bajos, horarios poco favorables y una carga laboral significativa.
También tiene consecuencias a nivel financiero para los empleados sin formación y los desempleados no cualificados. Aparte de los evidentes problemas adquisitivos relacionados con ingresos relativamente bajos, existe una situación preocupante con los bancos: no se aprueban créditos ni productos financieros más complejos.
En este sentido, los préstamos rápidos con asnef que se adquieren en línea por pocos requisitos han sido una respuesta. Tienen limitaciones evidentes en cuanto a la cantidad de dinero solicitada y tiempo de devolución, pero es un producto financiero viable para estos casos.
A nivel personal, podemos mencionar problemas relacionados con la salud en los trabajos que requieren muchas horas dentro de una oficina, y derivados del estrés como insomnio y ansiedad. En resumen, hay condiciones de vida más complicadas en general, aunque no es exclusivo de los trabajos que no requieren formación profesional o experiencia especializada.