Guía de la FINANCIACIÓN EMPRESARIAL viene prestando especial atención a las nuevas fórmulas de financiación responsable y acaba de celebrar un destacado evento con la colaboración de BME sobre “El reto de los Bonos Verdes: sostenibilidad y rentabilidad”, para resaltar este binomio que debe caracterizar a este tipo de activos de deuda, contando con los ponentes que protagonizan este mercado en España, un mercado que puede llegar globalmente al billón de dólares en 2020.
El encuentro organizado por Guía de la FINANCIACIÓN EMPRESARIAL permitió conocer la opinión de los más destacados protagonistas del ámbito de la emIsión e inversión en Bonos verdes: Jesús MartÍnez, director de Financiación y Tesorería de Iberdrola, el mayor emisor de bonos verdes en España y a escala internacional; Manuel Fresno, director general Financiero y Control de Gestión de ADIF, primera empresa pública en emitir bonos verdes; Gonzalo Gómez-Retuerto, subdirector General de BME Renta Fija; Javier Garayoa, director general de Spainsif; con Beatriz Alejandro, directora del Instituto BME como moderadora. La presentación e introducción del acto corrió a cargo de Juan Carlos Villanueva, editor de la Guía de la FINANCIACIÓN EMPRESARIAL.
Las cifras de 2017 arrojan un volumen de nuevas emisiones en el ámbito internacional de 155.000 millones de dólares, según CBI, con 1.500 emisiones y 239 diferentes emisores de 37 países, que cifra este mercado para 2018 entre 250.000 a 300.000 millones de dólares y un billón (europeo) de dólares en 2020.
Un mercado que puede llegar globalmente al billón de dólares en 2020
Todo ello en un entorno con más emisores soberanos, mayor definición de los criterios y estándares, más presencia de los bancos de inversión, y más atención y regulación por parte de los gobiernos.
El crecimiento del mercado de bonos verdes -cuyo objetivo es la financiación de proyectos relacionados con cuestiones medioambientales, energías renovables, eficiencia energética, transporte limpio, y, en general, acciones con un componente ético y sostenible- se produce en paralelo con la creciente sensibilidad social y entre los inversores sobre estas cuestiones, de modo que sus inversiones no sólo les reporten una rentabilidad financiera, sino que financien proyectos sostenibles.
Emisiones realizadas
Las emisiones realizadas en nuestro país de este tipo de activos de deuda tienen a Iberdrola a la cabeza, y ADIF en el sector de la empresa pública, además de otras emisiones corporativas.
A los emisores corporativos se están sumando nuevos emisores, particularmente ayuntamientos y corporaciones locales. La emisión de bonos municipales verdes en Estados Unidos alcanzó en 2017 un nuevo récord, con 11.000 millones de dólares. En España, el Ayuntamiento de Barcelona acaba de realizar una emisión en AIAF de bonos sociales, que sin ser propiamente calificados como Bonos Verdes refleja el avance en la sensibilidad de nuestras corporaciones locales en torno a la financiación responsable.
Los inversores
Del lado de los inversores existe ya un buen número de fondos de inversión y de pensiones internacionales que vienen destinando una parte de su cartera a este tipo de bonos, por el interés de sus partícipes en estos activos más sostenibles y respetuosos con el medioambiente y las buenas prácticas de gobierno corporativo, pero también por la rentabilidad que acompaña a este tipo de bonos, en ocasiones superior a las de otros bonos convencionales.
Los mercados de capitales
Los inversores institucionales requieren en su mayoría que sus inversiones se destinen a activos listados en mercados oficiales, asegurando la transparencia y liquidez de las mismas.
La cotización en los mercados de capitales ofrece también al emisor ampliar la base de inversores generando mayor credibilidad y confianza en este tipo de activos y, consecuentemente, sobre quienes los emiten.
Además, la disciplina y transparencia a la que obliga la cotización en mercados financieros ayuda en el “reporting” posterior sobre el desarrollo y destino de los fondos recaudados a través de estos bonos, una cuestión de gran importancia actualmente, junto con todo lo referente al etiquetado y calificación de este tipo de emisiones para evitar el denominado “greenwashing”, la práctica de usar el producto de los bonos verdes hacia fines no verdes.
Evitar el denominado “greenwashing”, la práctica de usar el producto de los bonos verdes hacia fines no verdes
En este sentido, al menos seis bolsas internacionales han creado en los últimos años segmentos específicos de listing para este tipo de activos. Por su parte, la Bolsa española ha desarrollado y ofrece el Índice “Ibex4good” de empresas cotizadas, ligado a este tipo de prácticas sostenibles y responsables.
Impulso de los gobiernos
Los gobiernos quieren avanzar en esta fórmula de financiación responsable. Resultan destacables los esfuerzos de la Unión Europea para impulsarlo en Europa en el ámbito del Capital Markets Union (CMU) y animar a los gobiernos nacionales a favorecer estas fórmulas sostenibles de financiación.
Algunos gobiernos han comenzado a emitir directamente este tipo de bonos soberanos verdes: lo ha hecho Francia con 7.000 millones de euros; el gobierno polaco, con una emisión de 780 millones; Brasil ha creado a través de Banco Brasileño de Desarrollo un fondo para este tipo de inversiones; y otros gobiernos, como el británico y el chino, impulsan iniciativas de índole normativa en torno a este mercado.
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