La vía escogida por el Tribunal Constitucional (TC) para responde al recurso del Gobierno con el fín de impedir la investidura de Puigdemont de manera fraudulenta, por medios espurios y distintos de los legales y reglamentarios es uno de los hitos principales en el devenir político y mediático del derrotero secesionista de Cataluña, y se convierte en un punto de reflexión acerca de la necesidad de encontrar una vía para encauzar un proceso que amenaza con deteriorar todos los aspectos de la vida social, política y económica, en primer lugar, de la propia Cataluña, pero también del conjunto de España.
¿Es posible continuar con este proceso, que ha infectado durante los últimos meses el debate político, institucional y económico de España, seguir con lo mismo durante los próximos meses o los próximos años?
¿Es posible dejar que continúe paralizada la vida parlamentaria, que se aplacen las decisiones políticas por efecto de esta situación, que no se realicen las reformas necesarias para el país en materia de empleo, de pensiones, de impulso empresarial y desarrollo de las pymes, de reequilibrio de las cuentas públicas y otras reformas fundamentales debido a la división, enfrentamiento y parálisis, la fractura y el daño social que trae consigo el denominado “proces”?
¿Puede continuar paralizada la vida parlamentaria y las decisiones políticas por efecto del denominado “proces”?
Cataluña comienza a mostrar signos preocupantes de llegar a necesitar una especie de “rescate”: deuda abultada, crecimiento más bajo, caída de la inversión, fuga continuada de bancos, empresas, y, lo más preocupante es que son las más grandes, las que tienen más capacidad de inversión y empleo.
A ello se ha sumado un efecto también especialmente dañino para Cataluña, la negativa evolución del turismo y las reservas hoteleras, con una caída del 18% de los ingresos del sector hotelero en el último trimestre de 2017.
Los grandes eventos se marchan
Por si esto fuera poco, también en este ámbito del turismo, el presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona, Jordi Clos ha revelado en estos días que los grandes eventos se marchan de Cataluña y que, ya que no entran reservas de ferias, congresos, viajes de incentivos y convenciones. “Barcelona se ha caído de muchas de las listas de ciudades candidatas a la organización de los eventos de negocios”, dijo textualmente, una tendencia que se prolongará en los próximos dos años ya que este tipo de eventos y citas internacionales de negocios se contratan con mucha antelación.
“Barcelona se ha caído de muchas de las listas de ciudades candidatas a la organización de los eventos de negocios”
Las autoridades del Estado no pueden dejar que las cosas sigan así, con esta parálisis política y este deterioro económico en Cataluña. Se hace necesaria rescatar y salvar a Cataluña del camino hacia el despeñadero al que se dirige e impedir también que las consecuencias negativas se transmitan al conjunto de la economía española, justo en el momento en el que los vientos expansionistas están empujando con más fuerza nuestro crecimiento económico.
Es necesario encontrar entre todos la fórmula para frenar la sangría social y económica del “proces”. No va a ser fácil, pero si es urgente.
El camino marcado por el Tribunal Constitucional
El Tribunal Constitucional ha marcado con su auto un camino, el de las vías intermedias. El debate en el seno del tribunal Constitucional se desarrolló el fin de semana en las primeras horas sin resultado, o mejor, sin acuerdo, por la vía de la elección entre las dos opciones planteadas: aceptar el recurso del Gobierno y paralizar la votación para investir al Presidente de la Generalitat de Cataluña en los términos planteados por el parlamento de esa comunidad autónoma, es decir, la investidura de Puigdemont, o no admitir este recurso. Blanco o negro.
Sin embargo, los altos jueces del TC supieron encontrar una tercera vía, gracias a la habilidad de uno de sus componentes, Fernando Valdés, vinculado anteriormente al PSOE, que permitió el acuerdo salvando la legalidad y, sobre todo, permitiendo la unanimidad.
Esa puede ser la vía para encontrar una salida al “proces”. Es necesario “rescatar” Cataluña para la normalidad democrática, institucional y económica sin que se convierta en un foco permanente de inestabilidad y deterioro. Y debe hacerse a través de alguna fórmula que permita mantener las negociaciones en el marco de la legalidad ofreciendo contrapartidas razonables.
Hay que buscar por toda la geografía política, económica, empresarial, intelectual y social un “Fernando Valdés” para resolver el “proces”
Habrá que buscar por toda la geografía política, económica, empresarial, intelectual y social el “Fernando Valdés” que encuentre la vía para deshacer las dicotomías del “proces”, del sí o no, del todo o nada, del enfrentamiento sin cuartel. Ahí es nada.
Se necesitan nueva iniciativas que, además sirvan de patrón y modelo para los “proces” que pueden venir detrás, y no me refiero al País Vasco, donde el nacionalismo y el separatismo mantienen en sus filas una galería de políticos avezados y realistas, sino a otras comunidades autónomas como Baleares o la Comunidad Valenciana, en las cuales se perciben signos similares a los vividos en Cataluña, con movimientos y personajes de corte separatista que se mueven en terrenos radicales y poco democráticos.