PATRIA Y PATRIOTEROS
Por Pedro Taracena Gil
La nación española no existe como tal porque lo haya establecido la Constitución Española de 1978. Los conceptos: nación, estado y unidad, son términos impuestos por el franquismo y sus cómplices que hicieron de la Transición una farsa, lejos de la realidad de España. El concepto Nación española es una mentira encorsetada en un documento legal pero ilegítimo que no refleja los sentimientos de aquellos ciudadanos que no se sienten españoles. De ninguna manera cumple los requisitos que recoge para ese vocablo la Real Academia Española. La mayoría de las fuerzas políticas que se engancharon al carro de la Transición, abrazaron esta falacia incólume. Los políticos, así como sus votantes, hemos constituido lo que ahora se viene denominando como La Casta. No somos pocos aquellos que reconocemos haber mirado hacia otro lado, y ahora deseamos cambios que corrijan estos errores históricos. España como crisol de civilizaciones y avatares diversos, constituye un conglomerado de naciones. Una nación de naciones o un territorio supranacional.
Otro de los conceptos utilizados para determinar a España al margen de las emociones afectivas, es la palabra estado. Es perverso que los padres constituyentes en el PREÁMBULO sitúen a la Nación española como base absoluta del Estado español, a sabiendas que no es verdad, demostrando ignorancia cargada de mala intención. Sin embargo, cuando necesitan una base jurídica y legal en el artículo 1 determinan que: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho…”
¿Qué dificultad habría para aceptar la realidad? España se constituye en un Estado supranacional, que es lo mismo que reconocer la viabilidad de un estado federal; intento que ya se ensayara en la Constitución de la I República Española.
Y por último el otro término que el franquismo imperante enarbola en la actualidad, es la unidad nacional como auténtico dogma de fe. Los padres constituyentes cometieron otro error de dimisiones históricas cuando escribieron el artículo 2: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación Española, patria común e indivisible de todos los españoles…” No se pude afirmar con tanta rotundidad lo que sencillamente no es verdad. Aunque acuñaron el término nacionalidad para eludir el término nación, negando la existencia real de otros sentimientos nacionales.
El artículo 8 de la Constitución, más que un precepto tiene todos los tintes de una amenaza militarista: “Las Fuerzas Armadas, tiene como misión garantizar su integridad territorial y el ordenamiento constitucional” ¿Cabe disparate antidemocrático mayor? Hemos llegado a una situación anómala donde la España real se sale de los preceptos franquistas de la Constitución. La Casta en el Congreso de los Diputados añora el consenso de la Transición franquista y cómplice de la dictadura. En este sentido el PSOE, nacionalistas españoles y los nacionalistas periféricos tienen mucha responsabilidad, por haber sido artífices de la impunidad del genocidio.
Con este status nunca se celebrará en España una efeméride donde se acepte que constituimos una sola nación, que nos sentimos orgullosos de una sola patria, que honramos una sola bandera como símbolo de unidad y que muchos menos escuchemos con respeto el himno nacional de la monarquía, cuyo Rey solamente ha sido validado por la Constitución de 1978, que contiene el testamento de la voluntad de un sanguinario dictador. De este estado de cosas, La Casta debe de hacer un examen de conciencia y que el pueblo hable sin tutelas de las añoranzas franquistas, los caciques, los banqueros, los militares y los obispos. El día 12 de octubre, descubrimiento de América, es un encuentro de las naciones hispanas. El Día de la Hispanidad como La Fiesta Nacional es un invento franquista de la Transición, consagrado para siempre por La Casta. Una gran farsa.