Parece evidente que el resultado electoral, favorable al PP de Rajoy, indica que de diciembre a junio muchos votantes han visto que, a pesar de que el PP es lo que es y tiene lo que tiene, los demás de cara a gobernar no dan la talla. No es que haya ganado la opción corrupta que, según algunos, representa el PP, sino que se ha preferido la experiencia contrastada de capear el temporal. El PP, y Rajoy, no enamoran, pero al resto, a los reclutas, no se les supone casi nada. A pesar de los chascarrillos sobre la negativa de Rajoy de presentarse a una investidura, tachándole de pasota y haragán, al final se ha valorado su actitud como de responsabilidad frente a vetos, líneas rojas y numeritos de aquellos que han confundido una investidura con una mala obra de teatro.
A estos reclutas les falta un hervor. Sánchez, va de guaperas, pero para liderar un proyecto el botox no basta; Rivera está perdido y parece que estudiará la carrera que toque, cuando encuentre un buen lugar de trabajo fijo. Iglesias, rodeado de malas hierbas, empieza a aparecer como elefante en la cacharrería de la política española.
No entiendo nada. Cuando te empeñas en algo que no funciona, ¿no es mejor parar y pedir consejo a tus mayores para madurar tus planteamientos? ¿Alguien me lo explica?