Edificios, mente sana en cuerpo sano

¿Qué tal si hoy hablamos de belleza? la estética es importante, no es lo único ni lo más, pero cuidar la imagen es un añadido más. Lo más importante...
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¿Qué tal si hoy hablamos de belleza? la estética es importante, no es lo único ni lo más, pero cuidar la imagen es un añadido más. Lo más importante es cuidar y embellecer nuestro interior, cultivar nuestra mente, educar nuestros pensamientos, pero un cuerpo sano, saludable y cuidado, también es bueno. Equilibro mente y cuerpo, como afirmaba el autor de un poema satírico, Décimo Junio Juvenal, y que se estima que fue escrito allá por los siglos I y II después de Cristo.

Esta alusión viene al caso que igual que los seres humanos, hombres y mujeres, cuidan su interior y hacen uso de cremas, tratamientos, o incluso operaciones estéticas para verse mejor, más bellos y rejuvenecidos; lo mismo pasa con los edificios que pueblan nuestras ciudades; la rehabilitación de un edificio antiguo empieza por reformar y hacer las obras pertinentes en muros, techos y estructuras internas para garantizar la seguridad de los inquilinos y propietarios que los habitan y de los viandantes, pero también, es bueno hacer un lavado de cara a la fachada.

Las rehabilitaciones de fachadas añaden una visión más agradable y estética del edifico, un aire fresco y renovado que da una vida nueva al inmueble, pero, respetando su carácter único y lleno de personalidad que caracteriza a las viviendas antiguas. 

La similitud con el ser humano es evidente, primero cuidamos la mente que se corresponde con la estructura interna del edificio, y después el cuerpo, lo que resalta a primera vista, en este caso, la fachada. Es necesario cuidar ambas partes; de nada sirve una fachada preciosa y muy agradable a la vista si no nos hemos ocupado de reformar y arreglar averías o desperfectos que corresponden a la estructura interna del edifico y que podría afectar su estabilidad, o el padecimiento de enfermedades en los inquilinos, por la filtración de humedades y la aparición del temido moho en paredes y techos.

El mantenimiento de nuestras ciudades en perfecto estado, calles, aceras, vías, parques, esculturas, junto con unos edificios bien cuidados y remodelados, debería ser responsabilidad de todos. Ayuntamientos y organismos, de la responsabilidad que les corresponde y cada ciudadano, de la parte que le atañe.

Una ciudad de todos y para uso y disfrute de todos. 

De hecho, cuando caminamos por las ciudades, más de uno seguro se ha parado y en más de una ocasión, a admirar las bellas fachadas restauradas de edificios emblemáticos, de inmuebles de viviendas antiguos, museos, etc. 

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