LA NUEVA NORMALIDAD
Escrito el 21/07/2020
La nueva normalidad no ha llegado ni se la espera, porque hay que crearla…
Por Pedro Taracena Gil
Es curioso cómo se habla de los Rebrotes de la Pandemia, como si el Coronavirus hubiera madurado cual fruta y se hubiera caído al suelo. Y llegada la primavera hubiera rebrotado como el resto de la naturaleza. Nos han hecho creer que después del confinamiento y la desescalada, la nueva normalidad estaba llegando. Solamente un pueblo presuntamente engañado puede mantener esta falacia. Václav Havel mantenía en su libro El poder de los sin poder, que los regímenes totalitarios fomentaban que los pueblos vivieran en la mentira. Si ahora en España los Rebrotes del Coronavirus se consideran un fenómeno previsible y que es una evolución natural de la pandemia, entonces, el pueblo español está doblemente enfermo, porque se tranquiliza viviendo en su propia mentira. El propio Estado ha jugado a dos bandas, salvar a los habitantes, es decir, priorizar la salud. Y por otro lado en la nueva normalidad no se ha priorizado el dotar a la Sanidad Pública rápidamente salvando el déficit que existe desde hace más de diez años atrás. Tampoco se han intervenido todas las residencias privadas subvencionadas y por supuesto públicas, medicalizándolas y poniéndolas bajo el control del Estado.
Sin embargo, han priorizado los derechos de los españoles para ir de botellón, de borrachera, de pícnic familiar, de celebraciones de triunfos deportivos, de terrazas, chiringuitos y playas. Y con toda normalidad se habla de Rebrotes. No, es sencillamente mentira. Es preciso desenmascarar a la clase política cobarde que juegan al pimpón entre el Estado y las CCAA, y a la prensa embustera. Al servicio de la patronal, los bancos y los hoteleros. Los culpables de los Rebrotes son las autoridades políticas no las sanitarias. Evidentemente los ciudadanos que ahora está provocando los contagios son unos ciudadanos que rayan en lo criminal. Los casi 30000 muertos y los miles de profesionales de la Sanidad no se merecen la conducta de estos indeseables. Sean grandes o menores.
¿Ésta es la nueva Normalidad?
¿Éste es el nuevo Turismo?
¿Éste es el nuevo Orden Económico?
¿Ésta es la nueva Asistencia a la Dependencia?
¿Ésta es la nueva forma de Comunicación?
¿Éste es el nuevo Benidorm y la nueva Gandía?
No seamos hipócritas, nada será igual, porque aún hay que inventarlo. Con la basura, las alcantarillas, los escombros, los vertederos, la contaminación atmosférica, las cloacas vertidas al mar del maltrecho Estado del Bienestar de antes del Coronavirus, poco se puede aprovechar. Y sobre todo las conductas demasiado frecuentes de ciudadanos sin atisbo de ética y moral.
El enemigo de la Humanidad no es el Coronavirus, es la propia Humanidad. La Humanidad está dorada de inteligencia para obtener vacunas y evitar los contagios. El Coronavirus solamente contagia y mata.
En el caso de España los políticos no han apostado por priorizar la salud de los seres humanos, sin embargo, han buscado argucias para defender al poder financiero, al comercio y al turismo de forma muy sutil.
Si Europa termina poniéndose las pilas con una política contraria a la crisis del 2008, y el Gobierno español cumple con las políticas que está hilvanado, el pueblo entenderá que el Turismo interno y externo tiene que cambiar de parámetros. No puede seguir siendo una industria anacrónica y sin valor añadido. Ningún país de Europa tiene el turismo como su principal producto interior bruto. La Europa de los Ciudadanos tiene que imponerse a la Europa de los Mercaderes.
Pero la Nueva Normalidad no será posible si el comportamiento de parte de los ciudadanos sigue siendo el mismo: incívico, insolidario, egoísta, inculto, racista, machista y xenófobo. Sin olvidar que los Medios de Comunicación, tanto privados como los de titularidad pública, no están al servicio del artículo 20 de la Constitución.
Repito hasta la saciedad que los rebrotes del Coronavirus no corresponden a un ciclo natural de la pandemia, No, de ninguna manera, por el contrario, son producto de la irresponsabilidad individual y colectiva. La República Popular China es muy criticada por los países “democráticos” occidentales por su totalitarismo comunista, pero saben más de disciplina y de erradicar la pandemia.
Es una oda al cinismo y la hipocresía pensar que con estas políticas vamos a salvar lo insalvable, que vayamos a vencer al enemigo.
Repito, los rebrotes no son inevitables y tampoco corresponden estacionalmente a un ciclo natural. Los contagios no se producen en cualquier sitio, se contraen en las desviaciones de la conducta establecida para evitarlos.
Los encuentros familiares de diferentes rebaños, los botellones que siempre se mantuvieron clandestinos, con las administraciones locales mirado hacia otro lado, los locales de ocio invadiendo calles, barrios y viviendas, ante la tolerancia de quienes debían evitarlos. No olvidamos el turismo de borrachera fomentado y tolerado, para mantener el “empleo basura”.
No hace falta ser profeta en lo religioso y vidente en lo profano, para saber que la pandemia alcanzará niveles superiores a las plagas bíblicas. Estamos ante un momento histórico de enmienda a la totalidad de este sistema basado en la explotación de hombre por el hombre. Donde se pretende confundir lo legítimo, lo legal y lo justo. Pero la víctima sigue siendo el ser humano.