La globalización nos proporciona un total conocimiento y al mismo tiempo padecimiento y gozo de todo lo que suceda en el mundo. La pregunta que se hace La Sexta en el encabezamiento del escalofriante reportaje de la noche del 18 de febrero de 2016, tiene pronta y puntual respuesta. La línea roja que separa las mafias turcas y la despreciable respuesta Europea, es el crimen. Sí, el crimen directo que cometen los mafiosos haciendo negocio con el pánico y la desesperación de los escapados de la guerra. Y el crimen legal en el cual persisten los gobernantes de Europa, pisoteando la dignidad de las personas. La línea roja que separa a estas dos organizaciones criminales, una legal y la otra delictiva, son las fronteras cargadas de cuchillas. La línea roja que los guardianes de la seguridad de los Estados traspasan para encerrar a seres humanos en apriscos como si de bestias se trataran. Los gobernantes cuya responsabilidad es el respeto a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se han convertido en capos mafiosos creando la línea roja que separa la Europa de los Mercaderes y la Europa de los ciudadanos. La línea roja que delimita los derechos de los refugiados con la hipocresía en bloque de los gobernantes europeos. Cada refugiado privado del derecho de asilo es un crimen a sus espaldas. Cuando acuerdan y después rechazan cualquier cota real de acogida para los refugiados, son crímenes legales, pero crímenes reales contra seres humanos. En ambos lados de las fronteras se persigue a los refugiados. La raya roja divide a los verdugos no a sus víctimas. En uno de los lados de la raya roja está Europa rechazando legalmente a los refugiados, con el mismo celo que la mafia protege a su familia. Al otro lado más que la mafia está el hampa, donde cada uno va por libre. Ambas organizaciones cometen los mismos crímenes de forma diferente. Los mafiosos por acciones criminales que llevan a la muerte a los refugiados, y los políticos europeos negándoles el derecho de asilo con omisión de socorro.
La línea roja también está marcada en la inoperancia de la OTAN en Turquía y Gracia, y el desamparo de los refugiados que nunca están presentes en las mesas de negociación donde los políticos abandonan al ser humano y le despojan de toda dignidad.
Es inhumano que en la zona del mundo donde surgieron: Grecia, Roma, las tres religiones monoteístas, el Renacimiento, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, dos guerras mundiales y por último la Unión Europea, se haya convertido en escenario para los delitos de lesa humanidad; un auténtico genocidio legal…
Esta línea roja no discierne entre las acciones criminales de las mafias y los gobiernos que proyectan políticas en Europa de consecuencias criminales.