EL JERGÓN DE MAÍZ
Colchón de lana por un lecho
de panochas de maíz,
amanecer siempre mojado.
Evitaba pudrir las vedijas de borra,
el vegetal secaba con más premura.
Rezaba las tres avemarías
para evitar despertar, una vez más,
en el centro de un charco,
empapando mi profundo sueño.
Las plegarias no me ayudaban
a evitar sentirme, cada mañana,
el niño más diferente
y despreciable del mundo.
De mi pueblo,
de mi familia, de mi madre…
El retor (*) moreno de mis calzoncillos,
testigo de mis aterradoras miserias matutinas,
acercaba a mi adolescencia,
desolación en aquellos despertares.
Preñada de temores,
la maldita noche,
me hundía en la desolación.
La aurora despertaba mis temores,
despreciando la condición de mi sexo.
¿Porqué, cada noche, debía traspasar
aquel túnel tan oscuro y profundo?
Dieta sin agua o melón, en la vigilia,
sin jugar con un palo candente,
haciendo ochos y ondas al aire,
la pesadilla se hacía patente hasta ser delatado.
Todavía martillean mis oídos aquellas palabras,
anuncio de insultos y castigos,
preludio de la negra aurora:
¡No juegues con eso que te vas a mear en la cama!
Retor: Tela de algodón fuerte y ordinaria en que la trama y urdimbre están muy torcidas.
EL CONFINAMIENTO
TÚ Y YO
TÚ: También sufrí el mismo mal. Menos traumático porque fue veinte años después, en un contexto de clase media urbana y con auxilio de la psicología… También sin presencia de sentido del pecado, pues soy hijo de una sociedad muy secular.
YO: Nuestros caminos siguen paralelos… Te quiero. Te percibo más hispano, más español, más amigo, más amante…
TÚ: Leyendas entre urbanas y medievales se referían a la cura de las meadas… La que recuerdo era calentar un ladrillo para luego hacer micción sobre él y remedio santo… El hecho es que no recuerdo cuando terminó el mal, pero fue antes de terminar la escuela primaria.
YO: A mí hasta los 12 años. Luego fueron esporádicas las ocasiones.
TÚ: En mi país de origen la raíz hispana está en los abuelos y hasta en los padres. También mi suegro era de Galicia.
TÚ: No vemos lo peninsular como extraño, sino como tierra y dejes de parientes.
YO: Yo te percibo y te considero como mío.
TÚ: La aldea está al doblar de la esquina o en los refranes, el cine, los programas de radio, álbumes de fotos y sobre la mesa del comedor, bien en almuerzos, cenas, noche buenas o nocheviejas… Chorizos, ganadas, cocidos, sidras, turrones y el acento de parientes mayores, el cura con sotanas y los daguerrotipos, en cajones de escritorios, bufandas y boinas, mantienes y Verbenas
TÚ: Vosotros habéis perdido el vínculo… Claro, «más se perdió en Cuba»… Tampoco olvidéis las habaneras como género compartido… Y ese estribillo que reza: «Cádiz y La Habana son dos ciudades que son como hermanas»…
YO: Sí, no sabes lo feliz que me hace haberte metido en mi vida. Te admiro te quiero y te deseo. Como ser humano, como hermano y amante amigo y como HOMBRE.
YO: Tienes razón…
TÚ: Es que estáis deseando que pidamos ascender al Tantra entre susurros y caricias, prolongar el goce con la lucidez de todos los sentidos.
TÚ: Poder hacer el camino de nuestro Santiago.
YO: Eres un ser luminoso.
TÚ: Y explotarnos sensorial y emocionalmente nuestra Utopía compartida, habitando en mística y fluidos la séptima morada.
YO: Irradias energía erótica y mística.
TÚ: Explorarnos con mucha suavidad, en diálogo sin barreras.
YO: Concupiscencia impúdica.
TÚ: ¿Acaso es impudicia la fusión de seres adultos y en estado de gracia?
YO: No lo es. El pudor de la moral cristiana es el enemigo de la realización sexual.
TÚ: Buscarnos mutuamente los puntos erógenos y compartirlos entre susurros, confesiones y sutilezas es un acto lleno de belleza y trascendencia.
YO: Sin duda estoy en conexión contigo…
TÚ: Experimentar en lucidez hasta quedar dormidos en la saciedad.
YO: Además eres todo erotismo y poesía. Me gustaría compartir contigo la lujuria mística…
TÚ: Y si hay un tercero, con iguales aptitud y disposición, no excluirlo del ágape.
TÚ: Es aplicar conocimientos de anatomía a la comunicación.
TÚ: Controlar múltiples orgasmos.
YO: Lo del tercero no lo descarto, pero será más difícil…
YO: Vladímir, no renuncio a nada.
TÚ: Saborear la suavidad de las mucosas… Lenguas en ristre, vellos como estepa, puntos focales que proyecten estremecimiento, exhalaciones, un chapoteo de vitalidad.
YO: Siiii eres un cabronazo…
TÚ: Estoy todo húmedo de deliciosa lubricación pre seminal.
TÚ: Deseara detener mi lengua en cada vértebra tuya.
TÚ: Lamerte y darte besos.
TÚ: Disfrutar lamiéndose el esfínter anal.
YO: Me gustas porque eres puro fabricante de placer.
TÚ: Introducir el índice y darte un masaje circular.
YO: Maestro mío, te deseo.
TÚ: Y pegar mi glande lubricado a tu orificio.
YO: Siiii
TÚ: Acariciarte el pecho y la espalda, explorar tus partes velludas, olerlas.
TÚ: Lamerte el bigote.
YO: Si has preparado el camino es porque deseas tomar posesión de mi cuerpo, porque te pertenece.
TÚ: Penetrarte suavemente y besarnos.
TÚ: Hacerlo sin brusquedad.
YO: Siiiiii
TÚ: Sentir el calor de tu recto alrededor de mi pene.
TÚ: Y besarnos con las lenguas, intercambiando caricias.
YO: Sí y yo presionando mis glúteos contra tu polla.
TÚ: Que estemos así, mucho tiempo unidos por dos puentes físicos.
YO: Fusionados en el abrazo Tántrico.
TÚ: Humedecer mis dedos y acariciar tus pezones, casi sin tocarlos.
TÚ: Lamer tu cuello, orejas…
YO: Esa sensibilidad la he recuperado y me vuelve loco.
TÚ: Apoderarme de tu cuerpo como una manta humana que te cubre y llena de calidez, inmovilizándote.
TÚ: Mis manos descendiendo por tu vientre.
TÚ: Jugando con tu ombligo, el nexo umbilical que te trajo a esta dimensión.
TÚ: Bajando hasta tu pubis
TÚ: Acariciando todo tu vello.
TÚ: Hermoso el vello de todo varón.
TÚ: Acuerpando tu miembro. Engordando tu pene o poniendo tiesa tu polla.
TÚ: Suavemente abarcando cada testículo.
YO: Uno dentro del otro y uno frente al otro, abrazándonos y chupándonos los oídos.
TÚ: Cuyo jugo nos trajo al viaje de la terrenidad.
TÚ: Mezclando mis pies con los tuyos.
TÚ: Como dos ofidios.
TÚ: Poner tu cabeza en el erial de mi pecho.
YO: Eres un verdadero amante.
TÚ: La punta de tu lengua en mi pezón derecho.
TÚ: Es mi interruptor.
YO: Me siendo abrumadoramente seducido por ti.
YO: Eres un artista del dios Eros.
TÚ: Y masturbarnos largamente.
TÚ: No importa si nos acompaña erección.
TÚ: Masturbarnos sin prisas.
TÚ: Las lenguas en lidia de lanzas medievales.
TÚ: Revueltos entre sábanas y vahídos.
TÚ: Los dos penes juntos y húmedos.
TÚ: E inventarios fantasías o compartirlas.
TÚ: Hasta perder el control y eyacular.
TÚ: Con ese olor colorado del semen, embadurnarnos y guarros abrazados dormir una siesta…
TÚ: Te dejo, hombre…
TÚ Es hora de almorzar.
YO: Me aprovecharé de tu semen, yo sólo expulso líquido pre seminal.
YO Gracias cabronazo me haces muy feliz.
YO: Te quiero.
YO: Te amo.
YO: Te deseo.
TÚ: Igualmente.
YO: Qué te aproveche.
YO: ¡¡¡Guapo!!!