No hace falta añadir todo el esfuerzo, tiempo y dinero que hace falta emplear para poder obtener el permiso de conducir. Tener el permiso es una obligación más que una decisión u opción.
Disponer de coche para trabajar
Si vamos a la búsqueda de un empleo, una de las preguntas siempre es: ¿dispones de carnet de conducir? En caso de que lo tengas, suma puntos, en caso contrario, resta. Y, no estamos para que resten puntos de nuestro curriculum vitae.
Además, es casi necesario para moverse en las grandes ciudades. Por muchas líneas de autobuses urbanos que haya a la disposición de los usuarios, a veces, resulta complicado adecuar horarios con la entrada y salida del trabajo, los colegios de los niños etc. Y, no está de más añadir, que para los sufridos viajeros que tienen que desplazarse en autobuses urbanos a su lugar de trabajo, tienen que sumar dos o más horas a su jornada laboral. Además, hay algunos trabajos, como el de comercial, para los que es, prácticamente impensable, desarrollar este empleo sin conducir tu propio vehículo o el que te ceda la empresa.
De tal manera que, con esta perspectiva, nuestra prioridad máxima es la de hacernos con el ansiado permiso de conducir. Primer gran contratiempo, el dinero: matrícula, clases teóricas, clases prácticas, derecho a examen, renovación de papeles… en fin, el dinero vuela y vuela sin parar.
Habida cuenta de que el coste total depende de varios factores: los externos, autoescuela y ciudad de residencia e internos, tus habilidades; la media gira en torno a los 692,33 €, eso para el alumno que apruebe a la primera el teórico y el práctico y 20 clases de prácticas. A partir de ahí, el coste va al alza.
Supongamos que ya tenemos el permiso de conducir, es el momento de pensar en comprar el coche. Ahí viene nuestro segundo problema económico. Y, no es raro el caso de personas que teniendo el permiso de conducir, pasan años y años sin coger un coche por la imposibilidad de no disponer del dinero para comprarlo. La gran mayoría del común de los mortales no tiene efectivo para comprarlo en mano, y, entonces se aventuran a la lucha por conseguir quién le financie la adquisición.
Los bancos, lejos de ser una solución, son un auténtico problema. Si vamos a solicitarles un préstamo para comprar un vehículo, acto seguido, empiezan con preguntas y más preguntas y problemas y más problemas. Si al final tenemos la suerte de que consideren aprobarlo, viene la segunda parte. Sentados tranquilamente en nuestra casa y echando números, los intereses se nos comen.
Pero, si necesitamos ese coche, en lugar de centrarnos en los problemas, vamos a intentar ver las posibles soluciones. Podemos probar suerte con las empresas de financiación privadas, los préstamos rápidos están a la orden del día. El calificativo de rápidos responde al hecho de que, prácticamente, todas las gestiones se realizan por internet y las respuestas a nuestra petición, no se hacen esperar. Además, no suelen llenarnos la cabeza con preguntas, ni requieren la aportación de excesiva documentación, la mínima indispensable. Algunos no cobran comisiones y aprueban solicitudes de préstamos con Asnef. Los tipos de intereses que aplican varían considerablemente de unas a otras, es cuestión de buscar y dar con la mejor opción.
Concluyendo, si es el miedo a conducir lo que nos detiene a la hora de sacarnos el carnet: buscar ayuda psicológica y un buen profesor de autoescuela, eliminarán ese miedo. Si es por todo el gasto que vamos a tener que afrontar, tanto para la obtención del permiso como para la compra del coche, tenemos financieras que pueden prestarnos el dinero que necesitamos y que nos posibilitan una devolución cómoda y acorde a nuestra situación económica en particular.
Cuando queremos algo de verdad, buscamos soluciones en lugar de excusas. Eso sí, todas las decisiones que tomemos han de ser meditadas y calculadas. Y si los préstamos online rápidos son el recurso que necesitamos para llevar adelante nuestros propósitos, no seremos nosotros mismos quienes lo vayamos a impedir.
Vamos a detenernos por un momento y vamos a pensar en las oportunidades de trabajo que pueden escaparse de nuestras manos por el simple hecho de que no disponemos de coche ni de permiso de conducir. La sociedad se mueve y nosotros debemos movernos con ella.