¿Cómo escribir sobre literatura española contemporánea sin tener en cuenta al que era, para Dionisio Ridruejo que tradujo su Quadern gris, el mayor prosista español del siglo XX, Josep Pla? ¿Cómo explica cualquier profesor de literatura cómo entra en España la gran revolución literaria renacentista (que va a provocar milagros que se llaman Garcilaso, Fray Luis, Góngora, Quevedo…) desde la vecina Italia, sin tener en cuenta a un señor de Barcelona llamado Juan Boscán? ¿Cómo hablar de la contribución española al surrealismo y al arte universal sin el nombre de Dalí? ¿Cómo se escribe la historia política de la última etapa de la Restauración omitiendo el nombre de Francesc Cambó? ¿Cómo explicar el cambio de rumbo de la economía española en los años 60 sin este profesor catalán, catedrático en la universidad gallega y de apellido castellano, Laureano López Rodó? ¿Cómo hablar, no ya de las letras españolas, sino de la literatura en español, abarcando el amplio espectro de lo hispano, sin contar con las editoriales y los editores catalanes? ¿Cómo se traza la historia del deporte español moderno omitiendo en el nombre de Juan Antonio Samaranch? ¿Cómo se comprende la historia de la iglesia en España durante la guerra civil, sin tener en cuenta al cardenal Pla y Deniel, promotor de la carta pastoral donde la Iglesia se posiciona claramente con el bando sublevado? ¿Cómo pueden romperse lazos, no ya culturales o económicos, sino afectivos y personales, de personas que provienen de otras zona de España y cuyos hijos se han quedado en Cataluña, estableciendo allí su familia y su trabajo? ¿Cómo calificamos a los catalanes que viven en otras zonas de España (conozco alguno con nombre y apellidos); serán extranjeros que tengan que pedir un permiso de residencia; tendrán su hijos la nacionalidad española? ¿Cómo romper de un arbitrario tajo unos vínculos por donde corren caudalosas arterias de historia, de cultura, de afectos personales, de tiempo compartido? ¿Cómo hacerlo sin provocar un dolor absurdo e innecesario?