COMO EL MAR

  Tengo de limo el alma. No fue naufragio ni esperanza. Antes de la agonía, tuve manos. El júbilo se paseaba siempre, un otoño tras otro, por la luz...

 

Tengo de limo el alma.

No fue naufragio ni esperanza.

Antes de la agonía,

tuve manos. El júbilo

se paseaba siempre,

un otoño tras otro,

por la luz de mi herencia.

Y, como el mar, había

a pesar de las luces

una llanura inerme.

Me bautizaron triste,

tuve miedo. Sentía

batir al ciervo virgen

sobre mi sembradura.

Y, sin saber si era

triste desde el comienzo,

he admitido en el alma

el limo de los mares.

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