No queda otra. Hay que coger al toro por los cuernos, y bien fuerte, porque pretende embestir con toda su fuerza. Benidorm es el punto de mira de Enrique Ortiz, y viceversa. Pero no en la actualidad, de esto hace ya mucho tiempo. Sólo que ahora, la veda está abierta. Moralet, Armanello o la Estación de Autobuses son las batallas que les quedan por librar a empresario y consistorio. Y lo vivido ayer en el salón de plenos, en relación a simplemente “dar cuenta” de las alegaciones presentadas por el empresario, parece hacer vulnerable a Benidorm.
Más aún tras escuchar, en primera instancia, a los grupos políticos, y más tarde al secretario municipal, que sin lugar a dudas, evidenció a los pasados gobiernos de nuestra ciudad, concretamente en dos fechas clave para entender la situación de la susodicha estación de autobuses: 2003 y 2007. Gobiernos de populares de Vicente Pérez Devesa y Manuel Pérez Fenoll, y por ende, responsables del entuerto que prosigue en nuestros días.
Y ya ven cuál es la situación actual. Una ruptura de negociaciones que ya sumaban tres años, con las que Ortiz quiere resarcirse con nada más ni nada menos que 75 millones de euros. Una cifra escandalosa, más aún cuando Benidorm se encuentra con la falta de un estudio veraz que determine el valor real de la estación.
Así que como apuntó ayer el secretario municipal: “hagan las valoraciones que quieran, pero háganlas , porque lo que hay que hacer es cumplir con la sentencia”. Por lo tanto, no es hora de buscar culpables como intentaron diversidad de grupos políticos en comisiones informativas, incluso en el pleno, sino que ya es hora de coger al toro por los cuernos, con coraje y vigor, y sobre todo sabiendo qué cartas deben de jugar los de Toni Pérez y los suyos para colgarse la medalla de quiénes fueron los que desalojaron a Ortiz de Benidorm, aunque para ello aún quedan, lamentablemente, no solo ésta sino varias disputas que ganar a Enrique Ortiz.