Una persona inconstante y mudable, para la RAE, se califica como una persona veleta. Cuando una organización, un partido político en este caso, insiste una y otra vez en que apoyará solo la lista más votada, niega reiteradamente su compatibilidad con otro partido y echa pestes de formar gobiernos entre varias fuerzas para, al poco, tragarse todo e intentar apoyar al que no ganó, juntarse con el incompatible y formar gobierno de coalición entre los tres, ¿no es un veleta y sus compromisos políticos no son una mentira?
Cabe, hasta es probable, una interpretación más benévola de los vaivenes de Ciudadanos: la bisoñez. Ciudadanos puede que no sea más que un partido inexperto, pipiolo y, por tanto si se esmera, con la capacidad de aprendizaje del novel; pero también cabe que simplemente no tenga ni posición ni criterio y esto no le haría mejorable sino simplemente un partido veleta.
No es fácil la posición de Ciudadanos, y por ende la de Rivera, si basa su existencia en adaptarse a lo que hoy conviene. Las políticas tacticistas, que reducen sus fundamentos al cálculo de cómo ganar más votos o perder menos, ya tienen sus propios profesionales en el PP y en el PSOE. Para esto, no hacía falta que naciera Ciudadanos, se cubría este triste planteamiento con los partidos de siempre. Ciudadanos, si por algo es necesario es por tener claro lo que quiere y, sobre todo, por desterrar de la política los comportamientos trapaceros.
No entiendo nada. La primera actitud que precisa C’s para ser útil es ser coherente y no engañar como el resto. ¿Es coherente con lo prometido por C’s elevar al gobierno de España al PSOE con o sin Podemos? ¿Alguien me lo explica?