De un tiempo a esta parte, especialmente después del referéndum escocés sobre su independencia del Reino Unido, se ha puesto de moda la comparación entre Escocia y Catalunya. Si se trata de jugar a juglares, todo cabe; pero si se trata de ir por la vía jurídica, la cosa cambia.
El caso de Escocia, merece un cierto análisis histórico. Hasta 1707, Escocia era un Reino y Inglaterra otro, aunque coexistieran en la misma Isla. Por diversos motivos ambos reinos firman la llamada Acta de Unión de 1707, donde se crea un nuevo Estado, el Reino de Gran Bretaña, con un solo Parlamento, se disolvieron los parlamentos escocés e inglés y con un nuevo monarca, Jacobo I de la dinastía Estuardo. Más tarde, en 1801, Irlanda entra en esta Unión y Gran Bretaña pasa a convertirse en el Reino Unido.
La unión de dos reinos, el escocés y el inglés, daba opción a su posterior separación; eso es lo que se pudo hacer en el referéndum del 18 de septiembre de 2014, donde la respuesta mayoritaria a la pregunta “¿Debería Escocia ser un país independiente? Sí o No”, por parte de los escoceses, fue que no. Nunca nadie preguntó al resto de ciudadanos del Reino Unido, porque los escoceses, tal y como en 1707 habían votado en su Parlamento fusionarse, podían en 2014 disolver la unión sin más que ganar un referéndum. La legalidad de su tratado, lo permite y la legalidad española, nuestra Constitución, no, dado que el sujeto, en nuestro caso, para disolver la patria, son todos los españoles.
No entiendo nada. ¿Existió un reino catalán que decidiera unirse, mientras quisiera, con un reino castellano? ¿Alguien me lo explica?