CARTA AL PREPARAO (pero poco)
No es que tuviera expectativas amplias con su comparecencia, si digo la verdad, pero una mantiene ciertos rasgos de irredento optimismo y pensó que a lo mejor, el llamado árbitro del país, hacía eso para lo que le pagan: arbitrar. Conforme pasaban los siete minutos exactos de su perorata (o bronca, o trifulca, pelotera, follón, camorra, gresca…) que nos montó, Borbón, reconozco que mi perplejidad iba en aumento. Sus asesores no dejan de sorprender, se superan cada día en ser más y más tontos, en ser más y más autoritarios. Hay que ser muy melón, pero mucho para salir a la hora de la cena, cuando aún mantenemos en la retina las golpizas, los insultos y las escapadas con urnas, a insultar a un gobierno que, puede no gustarle, pero fue votado por una mayoría de ciudadanos, Borbón, y a usted no. Llamar indignos a los representantes de Cataluña es más propio de barra de bar que del ocupante de la Zarzuela, querido Borbón, que no se olvide, le pagan los catalanes también. Exactamente un 20% de sus ingresos se lo debe a ellos. Lo que supone el PIB de Cataluña en el total del país.
Hay que ser muy mediocre, además de estar ciego y sordo, para no ver a los cientos de miles de ciudadanos que desfilaron a votar, que han realizado una huelga modélica en seguimiento y que claman por ser escuchados. Puede que no le gusten los votos, que no les gusten los silbidos que le dedicaron, pero a nosotras (muchas/os) no nos gusta usted, y ya ve, tragamos y pagamos. Quisiera creer que por poco tiempo, y de la que va, creo que se gana a pulso el viajecito a Hendaya que gustosamente le pagaremos parte de los españoles. Y los catalanes también.
Hay que ser muy tardo, pero mucho, mucho, para hablar de ley y orden quien no ha sido capaz de organizar la familia de delincuentes a la que pertenece. A ver, Borbón, que es hijo, hermano, cuñado de ladrones…que se sepa, porque deben andar por ahí muchas cuentas ocultas sin dirimir. Daba risa escucharle defendiendo la ley. Se me ocurre que debió aleccionar, antes, a don Urdangarin y al papá golfete que pagaba a barraganas para que callaran y compraba, con nuestro dinero (y el catalán) polvos muy caros. Debiera haber abroncado a los suyos, hijo mío.
Hay que ser muy torpe, pero mucho, para salir a explicar al pueblo catalán y por extensión a todos, lo que es democracia quien jamás se puso en tesitura de ser elegido. Que es rey por herencia de su padre, y éste por mandato del dictador. Que no, Borbón, que nadie le ha votado, que pertenece a un institución medieval y retrógrada que tragamos por mansos, pero no nos gusta. O no lo sabemos, porque nadie nos preguntó.
Tirar de bronca, de acusaciones, de encamarse sin pudor con una parte del problema, Borbón, le convierte, de pleno derecho, en el problema. Y no es bueno, ni para el pueblo español, ni para el catalán, ni para usted porque ahora mismo su trono tiembla de puro escorado a la derecha. Nos ha confirmado de qué lado está. Ni árbitro, ni mediador, ni listo, ni preparao. No es usted nada, Borbón, con lo cara que nos salió su educación, hijo mío, que poco la aprovechó. Claro que con sus mentores, no podía salir mucho más.
Con su intervención ha servido en bandeja a la panda de corruptos incompetentes del gobierno la aplicación del 155…que está redactado con la tópica vaguedad para poder hacer con él lo que pete. Imagino que esa era la estrategia, le usan para avisar y justificar. Y usted,como los orates de palacio, se presta.Y ya tenemos servido el pifostio.
Una España que se parte, entre los que creemos en la convivencia y entre los que la hacen imposible. No sé si sabe, Borbón, lo que es pactar, lo que es negociar, lo que es hacer política. Intentaré explicarle con palabras sencillas para que entienda, que se lo que le cuesta: pactar es ceder todos. Negociar, es dejar algo de nuestros predicamentos para aceptar los del adversario. ¿Lo comprende Borbón? Se trata de escuchar, de explicar, de ceder, de aceptar. De jugar a la política, Borbón, algo que no saben hacer ni usted, ni sus asesores, por falta de costumbre. Fíjese, en eso su padre siempre anduvo más listo. Decía sí, hacía no y contentaba a casi todos. Usted, en cambio, no, se la ha jugado, esta noche, a una sola carta.
Hay poco que hacer, poco queda por discutir. Elegir trinchera, quizá. Tal vez empujar con fuerza para que esta España que la han roto con latrocinio, estupidez y mala baba, se recomponga un poco a base de cordura. La que pone el pueblo, porque ustedes, ni saben ni probablemente pueden, por incapacidad manifiesta.
Salir a la hora de la cena a abroncar a un pueblo cívico, que ha hecho de la palabra Votarem, slogan diario, es feo, Borbón. Insultar a más de dos millones de personas, es mal negocio, Borbón, que se le olvida el 20% del PIB, querido, es decir, que sus ingresos son pagados por ellos, también, se lo repito, a ver si le entra. Y los de su prole, y los de sus cuñados, padre, madre, primos, tíos…Que nos sale muy caro, Borbónpara lo inútil que es.
Creo que sería bueno que mandara a los edecanes de palacio que vayan preparando maletas y cerrando baúles. Creo que los tickets para Hendaya están a la venta. Póngase a la cola, no le coja desprevenido como a su bisabuelo.
No le digo que me despido con cariño, pero sí con un deseo: que esto sea una despedida en firme.
María Toca