BREVE ENSAYO SOBRE EL PERIODISMO ESPAÑOL
Me permito hacer uso de mi derecho a la libertad de expresión para hacer una crítica, no sé si destructiva o constructiva, eso dependerá del talante de quien lo lea y del grado de corporativismo que matanga la sexta para aceptar la crítica externa y la autocrítica. Los Medios de Comunicación de España no se han caracterizado demasiado por practicar las virtudes básicas del periodismo. De este pecado no se libran los grupos privados y mucho menos los medios de titularidad pública. Por qué me dirijo a La Sexta, precisamente. Pues porque es la única que da muestras de desprenderse del los vicios de la La Casta, aunque no termine de marcar una línea independiente que la aleje de los demás.
Cuando Franco se hace con la victoria en 1939 e implanta la dictadura, los medios de comunicación, públicos y privados, secuestran la información e implantan la mentira. Hasta 1978 en España se vive de la mentira, en la mentira y divulgando la mentira… La Transición dura de 1975 a 1978, dilatarla más tiempo es perverso y tendencioso. De 1978 la Constitución tutelada por el franquismo, nos devuelve el Estado de Derecho quebrado por el golpe de estado que derrocó la República, la cual gozaba de legitimidad nacional e internacional. Poner en duda estos hechos históricos solamente obedece a la mala voluntad y al perverso hecho de haber dejado impune el genocidio provocado por la dictadura.
Desde la entrada en vigor de la Constitución hasta la llegada del Movimiento 15.M, España ha sido modelo de libertad, democracia y desarrollo. Hemos sido capaces de implantar el Estado del Bienestar: Educación, Sanidad y derechos sociales públicos y universales; logrando un nivel económico que nos ha situado entre los países más avanzados de la Unión Europea. Hasta la llegada de la crisis de 2007/2008, España era el Jardín del Edén. Nos han gobernado mediante un bipartidismo, que resultaba un matrimonio bien avenido con alianzas puntuales y escarceos extramatrimoniales pero de buen rollito…
Es preciso hacer un paréntesis para recordar que hemos sufrido un terrorismo de ETA execrable y también, el abyecto terrorismo de Estado; completando el triángulo perverso con el terrorismo islámico que provocó la matanza del 11-M. Las verdaderas víctimas de estos criminales hechos han sido las personas sin discriminación. No obstante, los políticos sin distinción de color, se han refugiado en las instituciones y han politizado el terrorismo como arma arrojadiza para sacar réditos políticos. La prensa ha colaborado en la confusión; liderando intrigas palaciegas y conspiraciones de toda índole. La corrupción generalizada ha podrido el sistema y las instituciones ya no son creíbles.
Durante este periodo de la modélica Transición, los Medios de Comunicación han vivido un acomodado régimen donde todo eran apariencias. Apariencia de independencia informativa, sin aclarar qué eran independientes o de quienes no recibían presiones. En este periodo se han llevado a cabo auténticos maridajes entre la prensa y el poder. Entre el capital y los partidos, entre la Iglesia y el Estado, entre los obispos y los medios. Ha habido parejas muy mal avenidas entre el director de un periódico y el Presidente del Gobierno de turno, mientras otras parejas formadas por similares personajes han sido auténticos idilios, hasta el extremo he escribir libros a la limón. La prensa escrita, sobre todo, tiene sus correspondientes tendencias políticas manifiestas y nada disimuladas. De esta homologación no se libra la Iglesia con sus propios medios homologados, como no podía ser de otro modo, con el anticristo. Con Este término me refiero como lo contario a la teología cristiana, muy asumida con la Iglesia cómplice con los crímenes del franquismo. La prensa es subvencionada para ejercer la propaganda de su ideología, de naturaleza contraría a los intereses del pueblo. De todos ellos Público sucumbió a los avatares de la financiación. Sin embargo los bancos condonan la deuda de los partidos para recibir prebendas de diversa índole. Sin olvidar la perversión institucionalizada de la llamadas puertas giratorias.
Han proliferado nuevos canales de televisión. Los de titularidad pública son lacayos de sus amos, derrochando dinero público sin disimulo. Los privados son polea de transmisión del partido afín. Hay canales especializado sin paragón en la telebasura, donde el humanismo queda postergado a la cota de audiencia. Donde el ser humano recibe un tarto indigno en un país civilizado. Los telediarios son variaciones del mismo tema… En estos medios, todos, son secuaces de la clase dominante durante la Transición, es decir, La Casta. El bipartidismo, la Iglesia, el Ejército, la Corona, los caciques, la Patronal y los Bancos. Donde los valores del periodismo brillan por su ausencia: Periodistas que se comportan como políticos en el parlamento; arrogándose que llevan a los medios el pensar de la calle… Y son auténticos impostores del periodismo. He aquí sus pretendidos que no conseguidos valores: independencia del poder, información veraz y puntual. Antes de abrir la boca para hablar, basta saber qué medio les paga para adivinar con certeza su opinión ya elaborada en el guión establecido. Y los tertulianos en general son ignorantes y tendenciosos. Se salvan los especialistas que sí saben de qué hablan y debaten. No obstante en el capítulo de los economistas, es evidente que todos son elegidos en la línea de los Bancos y la patronal homologados con la línea neoliberal de la Troika. Es evidente que el status que aquí se presenta de ninguna forma representa al pueblo y mucho menos responde a sus necesidades.
El Movimiento 15-M se echó materialmente a la calle para denunciar: ¡Que no, que no nos representan! ¡Democracia real, ya! ¡Sí, se puede! ¡Sí, podemos! Todo un programa para recuperar el poder y la democracia para el pueblo. En principio se nos reprochaba que, solamente, ocupando las calles y las plazas no conseguiríamos nada. Dimos el paso hacia la organización política y sorprendimos en las elecciones europeas, en las municipales y autonómicas y en las generales. La Casta y sobre todos los medios de comunicación, no voy a decir que de toda línea política y condición porque todos sirven al pensamiento único, este movimiento, les ha cogido con el paso cambiado y aún están con el hipo del susto. Todos sin excepción se encuentran en un estado de pánico permanente. Solamente saben: insultar descalificar, calumniar, desprestigiar, ningunear… Pero sigue sin haber nadie que lleve a los medios, las propuestas que este movimiento ha sido capaz de llevar al Parlamento. Es verdad que hay algunos francotiradores como: Gabilondo, Wyoming, Évole, Pepa Bueno, Ferrera y poco más.
Me creo un ciudadano muy bien informado, he sido devorador de dos y tres periódicos diarios y asiduo oyente de emisoras de radio que me satisfacían su línea editorial, pero desde el año 2008, he descubierto la farsa general y busco la noticia directa al margen de que me la sirvan bajo el tamiz de los dogmas de la Santa Transición.
Y ¿qué tiene que ver este breve ensayo sobre la falta de objetividad en los medios, con el titular de mi artículo? Pues, porque La Sexta pretende recuperar una parcela de libertad, objetividad, independencia, aunque sin autocrítica y conservando el corporativismo Made in Spain que caracteriza a los medios de comunicación. En todos sus programas siguen los mismos seudoperiodistas y los mismos tertulianos que estaban al servicio de La Casta. Los platós de televisión están vacios del nuevo periodismo para una nueva sociedad. De los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor solamente se quedan con la carroña. Cada uno de los cuatro directores que pilotan los cuatro programas estrella: “Al rojo vivo” “Más vale tarde” “La sexta noche” y “El objetivo”, saben que albergan en sus espacios auténticos impostores del periodismo. Si los mantienen es porque les proporcionan carnaza o por imposición de la cadena. Estos personajes no solamente desmerecen la imagen de la cadena, sino que desprestigian al director o directora correspondiente. Se les permite montar un espectáculo indigno de llamarse periodismo. Son incultos, están desinformados, son tendenciosos, muy mal educados y se les nota que son secuaces y lacayos de La Casta.
Ahora el ciudadano no necesita de estas tertulias gallinero para estar bien informados. Por Internet circula todo lo positivo y negativo. Pero el internauta puede contrastar y además se puede convertir en periodista. Adiós a los titulares manipulados. Adiós a las exclusivas. Adiós a las primicias. Adiaos a los editoriales incondicionales lacayos del poder. Hoy el pueblo tiene un criterio formado de la realidad al margen de los voceros, muchos de ellos auténticos boceras en el burdo término de la palabra.
Es ridículo escuchar a todos estos impostores del periodismo, insultar y descalificar a los militantes y votantes de Podemos. La estructura que esta organización política posee en Internet y la mensajería WhatsApp con la cual se comunican los miles de Círculos, les dejarían sin habla…
Además de los espacios de La Sexta más arriba mencionados, brillan con luz propia en el universo de la comunicación: El Intermedio, Salvados y la Sexta Columna.