Por Pedro Taracena Gil
Un español catalán muy cabreado
El Régimen del 78 fue construido sobre la basura, los escombros y los cascotes de la dictadura franquista. Cuya legitimidad se basó en la victoria de un criminal que dio un golpe de estado contra la República, único régimen legítimo democrático y de Derecho que España había conseguido en 1931. Este militar sanguinario denominado Francisco Franco planificó y ejecutó un genocidio desde 1936 hasta 1975, año que exhausto espiró ahogado en un gigantesco mar de sangre derramada con sus crímenes. Compañeros de viaje fueron la Oligarquía Capitalista, el Ejército Traidor y la Iglesia que bendijo y actuó como arte y parte del genocidio. Vencido el Ejercito de la República, este insigne criminal fue exaltado a la Jefatura del Estado como Generalísimo invicto y Caudillo de España por la Gracia de Dios.
La Dictadura terminó siendo legal pero hasta hoy y para siempre seguirá siendo ilegítima e injusta. El Régimen del 78 construyó la Constitución. Un marco legal que pretendió restaurar el Estado de Derecha; dejando impune el genocidio franquista, por lo cual no tiene una base legítima. Luego la nueva Carta Magna no es un documento legítimo aunque sea legal. Y menos aún la Jefatura del Estado que tiene doble ilegitimidad. Juan Carlos I fue una imposición de un dictador y se presentó en un referéndum donde se votaban dos piezas que en cualquier democracia debían de haberse presentado por separado. Por un lado un referéndum para que España se convirtiera en una Democracia y por supuesto, someter a plebiscito si se deseaba aceptar la voluntad del dictador o por el contrario se deseaba volver a la República. No fue así y el entonces Adolfo Suárez, Presidente del Gobierno, utilizó la argucia de meter de rondón la figura del Rey para justificar un Senado que diera un protagonismo al Rey que le otorgaba un peso de senadores de designación real. Ante las más elementales consideraciones del sentido común, jamás, un soberano designado por un criminal obtiene la naturaleza de legítimo, aunque se legalice semejante esperpento. Y por añadidura la llegada por la puerta falsa de un heredero del Trono de España, ahuyenta más si cabe la legitimidad. Franco instauró la monarquía, porque la legitimidad de la restauración la tenía Don Juan, no su hijo.
En pleno siglo XXI, gozamos en España de una Constitución legal que recoge los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, pero es ilegítima a todas luces. El consenso conseguido bajo la tutela de la Oligarquía, el Ejército y la Iglesia, dejó impune un genocidio. A partir de 1978: ¿con qué legitimidad el Estado detiene, encarcela, procesa y condena a los secesionistas catalanes, cuando ha dejado impune un genocidio?
En España hay un consenso perverso para vigilar la Transición como si de un dogma se tratara. No interesa dilucidar el conflicto que hay entre la legalidad, la legitimidad y la justicia. Aquellos que hoy mantienen el estatus del Régimen de la Transición, es decir el Rey y el Triunvirato PP PSOE y C’S, apoyados por los impostores del periodismo, creadores del nuevo NODO, no les interesa mover una coma de nuestro marco legal, aunque sea ilegítimo.
La Historia ha sido contada por los vencedores y los inventores de la nueva democracia española. La situación política de 2018 es la peor en muchos años. Los franquistas del Partido popular han saltado por los aires podridos de corrupción y de crímenes legales. Sí, la Europa de los Mercaderes comete crímenes legales con los refugiados. Y España ha lamido el culo a Merkel y a los mercados, cometiendo crímenes legales contra los trabajadores con las reformas laborales del PP y del PSOE. Crímenes legales contra la Educación, contra la Sanidad, contra la Dependencia, contra la Investigación, la Infancia, la Igualdad y la falta de protección a las mujeres. Crímenes legales que han provocado: Hambre, paro, desahucios, suicidios, exilio y frustración.
¿Alguien se sorprende de que con la basura, los escombros y los cascotes de la Dictadura y los políticos arquitectos de la Transición, era posible la ESPAÑA UNA GRANDE Y LIBRE que el dictador les dejó como herencia y dogma?
La Constitución Española de 1978 escrita al dictado por los demócratas y franquistas, fue tutelada por los mismos que ganaron la Guerra Civil, implantaron la dictadura y coronaron al Rey. Y dejaron todo “atado y bien atado” como lo dejó el dictador en su testamento. No obstante el rompecabezas es monumental: El PP está inhabilitado por corrupto y franquista, no pertenece a la derecha europea, es intrínsecamente franquista y alberga la más extrema de las derechas. C’s es la nueva derecha capitalista y financiada sin pudor por la oligarquía. Es el nuevo nacionalismo hispano. PSOE se cree sus propias mentiras. Un partido hipotecado por la banca, jamás, puede reivindicar los derechos socialistas de los obreros. Con sus cuadros girando en torno a las puertas del poder empresarial y del oligopolio energético. Aunque su gran hipocresía es negar que a su izquierda existe vida. Los nacionalistas de todo signo vienen a demostrar que la unidad de España es una mentira y que el valor que dan a la unidad en sí misma carece de valor práctico, económico y político. La nación, la bandera, la lengua, el himno, los símbolos patrióticos y el mismo concepto de patria, todos son sentimientos y emociones que corresponden a lo privado y sobre todo de opción voluntaria, no impuesta.
Yo soy partidario de otorgar a las nuevas generaciones procedentes del 15-m treinta años de oportunidad para que cometan, también tiene derecho, errores y aciertos como los demás. Quizás sin corrupción, o al menos de menor intensidad…