A poco que uno sepa de matemáticas la cuenta sale casi sola. El ex consell valenciano del PP, Gerardo Camps, se gastó una media diaria de casi 400 euros en zampar entre los años 2007 y 2011. Antes de correr el riesgo de que se pierda el detallito, únicamente apuntar que la ‘dolorosa’ no fue tal porque este tragaldabas cargaba la cuenta al riñón del contribuyente. Es decir, que mientras en ese periodo, cuando la crisis azotaba duro, había ciudadanos de su comunidad que no tenían casi nada que llevarse a la boca, este elemento lo celebraba con vino caro en restaurantes de lujo. Por supuesto esto es demagogia y lo suyo servidumbres del cargo. Leo con estupor, que se decía antes (cuando quedaba algo de estupor, cierto es), que el tal Camps, no contento con haber sido diputado en esta Legislatura-gatillazo, tiene previsto repetir. Dicho así, y dadas sus aficiones, pudiera parecer que quiere repetir postre, pero no, aspira a ocupar de nuevo escaño. Y no es coña, valga el fácil juego de palabras. Pues claro que sí, ¿por qué no? Total, si ya hemos soltado más de medio millón en ágapes para que el señor eructe en verso, dado el nivel de los locales, qué mas nos da pagarle el sueldo otros cuatro años para que se toque a gusto el níspero o dé una cabezada en el Congreso después del chupito de sobremesa. El antiguo responsable autonómico de Hacienda, sí, de Hacienda, tócate el bolo, al menos sí que hay que reconocerle su fidelidad. No a sus votantes, eso no, pero repetir hasta 125 veces en el mismo local delata una lealtad plausible. Y eso, nos guste o no, es un valor a tener en cuenta. Un irresponsable político de esta catadura ética debería estar a estas horas cenando en su casa después de venir del Lidl y haber abonado la cuenta de su bolsillo. Mas no, como decía, este zampabollos con más cara que un saco de perras quiere representar al pueblo en la carrera de San Jerónimo. Se ve que ya ha echado el ojo a los negocios de restauración de la zona que ni son pocos ni son cualquier cosa. Sólo queda por mi parte desearle que así reviente usted a nuestra salud, don Gerardo.
6 mayo, 2016
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